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Carmelo Jordá

Una paz de vendedores y vendidos

Suelen decir algunos, habitualmente los que están muy preocupados por la “resolución” del “conflicto”, que no puede haber una paz de “vencedores y vencidos”. Por lo pronto lo que hoy nos ofrecen es una paz de vendedores y vendidos.

La conferencia batasuna a la que con tanto entusiasmo y cortesía ha acudido el partido socialista (ay, Totorica, quién te ha visto y quién te ve, ¿puedes mirarte al espejo por las mañanas?) ha llegado a un par de conclusiones realmente importantes, lo que no necesariamente es lo mismo que buenas.

La primera, que existe un "conflicto", un "conflicto" internacional además, puesto que para su resolución han de intervenir los gobiernos de España y Francia.

Muchos españoles pensábamos que, tras más de treinta años de democracia, el único "conflicto" era la existencia de una banda terrorista dedicada a actividades claramente mafiosas como asesinar, secuestrar, extorsionar e intimidar; pero afortunadamente han venido KaKofi y unos amigos a decirnos que no, que lo que hay es un "conflicto" y que para resolverlo, es decir, para que los hijos de puta dejen de matarnos, hay que negociar no sabemos bien qué.

La segunda, quizá todavía peor, que no tenemos sobre la mesa a un grupo de asesinos frente a sus miles de víctimas, frente a las familias rotas y las personas asesinadas o mutiladas; frente a los profesionales, intelectuales, empresarios o jóvenes que han tenido que huir del País Vasco.

No, lo que tenemos son "todas las víctimas", y meta usted en ese mismo saco a los hijos del matrimonio Becerril, que se quedaron huérfanos con nueve, seis y cinco años; y a la hija de Otegi, que no puede ver a su "aita" porque está en la cárcel, el pobre.

Suelen decir algunos, habitualmente los que están muy preocupados por la "resolución" del "conflicto", que no puede haber una paz de "vencedores y vencidos" y desde luego que están haciendo todo lo posible para que así sea. Por lo pronto lo que hoy nos ofrecen es una paz de vendedores y vendidos.

Vendedores de humo como KaKofi y los demás negociantes que cobran por horas; vendedores de mentiras, como los que dicen que ETA está derrotada mientras trabajan por evitar esa derrota; vendedores de cuentos, como los de Bildu que tras décadas de tiros en la nuca nos cuentan ahora la milonga de la paaazzz.

Y vendidos, claro: nacionalistas "democráticos" que con una mano condenan (y ahora casi ni eso) y con la otra recogen las nueces; o socialistas vendidos al terror por un puñado de votos o vaya usted a saber por qué otras razones todavía peores.

Pero vendidos, lo que se dice vendidos, es como se han quedado las víctimas y, en general, como nos hemos quedado los españoles que pensamos que la derrota de ETA pasa no por la "resolución" de un falso "conflicto" sino por el encarcelamiento de todos los terroristas y, aún más importante, por la deslegitimación de los fines que se ha perseguido derramando tanta sangre.

A esta paz de vendedores y vendidos la podrán llamar de muchas maneras, pero su verdadero nombre es derrota.

En España

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