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César Vidal

La lucha victoriosa contra el fanatismo terrorista

La hermandad de los thugs ophansidars(los que actúan valiéndose del engaño) comenzó sus actividades en la India durante el siglo XIV. Agrupados en torno a la devoción a la diosa Bhowani o Kali, sus adeptos mantenían un verdadero imperio dentro del estado cuya base no era otra que el terror derivado de su uso de la violencia. Entre sus espantosas habilidades estaba la de la utilización de pañuelos para estrangular o la de ganarse la confianza de las víctimas antes de arrancarle la vida. Los intentos de desarraigar a tan pernicioso movimiento terrorista fracasaron vez tras vez mientras la organización perpetraba una media de cuarenta mil asesinatos al año a lo largo de tres siglos. Finalmente, la lucha contra la siniestra banda fue asumida a inicios del siglo XIX por la administración británica. Aunque la tarea resultaba ingente y no cosechó inicialmente grandes logros, los británicos supieron combinar la represión implacable de los delincuentes con la utilización de señuelos para conseguir el testimonio incriminatorio e informativo de aquellos que hoy denominaríamos arrepentidos. Gracias al primer grupo de medidas, fue abriéndose camino en las mentes de los indios la idea de que la ley y el orden terminarían por triunfar por muy costoso que resultara y gracias al segundo, se fue corroyendo una estructura criminal, que hacia 1850 quedó totalmente desarticulada. Se había necesitado varias décadas para conseguirlo pero el éxito había sido total.

Philip Meadows Taylor constituyó un testigo de excepción en esta lucha titánica entre la administración británica y el terrorismo de los thugs, ya que ejerció el cargo de superintendente de policía de Bolarum en la India durante un período de tres años. En el curso de ese tiempo, recogió un abundante material sobre el grupo terrorista y fruto de esa labor fue, entre otras, la presente obra. El relato se cimenta, por lo tanto, en el testimonio directo de un thug y su lectura, sugestiva, subyugadora y apasionante, resiste magníficamente la comparación con cualquier espléndida novela de aventuras. Sin embargo, no se limitan a estos aspectos las bondades de la obra. Para cualquier persona interesada en el estudio de las sectas o del terrorismo constituye un aporte indispensable impregnado por el fuego de la autenticidad y la negrura que oscurece en no pocas ocasiones la mente y el corazón del ser humano.


Meadows Taylor,Confesiones de un asesino Thug,Madrid, Valdemar, 406 páginas.

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