Desde que tengo uso de razón, la jerarquía eclesiástica en España ha empleado la hoja parroquial para exponer a los fieles sus puntos de vista sobre materias religiosas y sociales. Su objetivo siempre ha sido presentar algunas consideraciones muy simples sobre temas considerados relevantes por la jerarquía para proporcionar pautas de comportamiento claras a los creyentes, una actitud captada perfectamente en la imagen, tan cara para la jerarquía, del pastor que cuida de sus ovejas. Esa práctica aceptable en el ámbito confesional, donde la verdad revelada prima sobre cualquier otra consideración, se ha generalizado hoy día hasta el punto de que resulta difícil encontrar un medio de comunicación en España que no se haya convertido en correa de transmisión de la ideología y las directrices de algún partido político.
En Cataluña, el diario Avui –absorbido por El Punt en 2009 y desde entonces publicado como El Punt Avui–, se alumbró en 1976 con el propósito expreso de actuar de vocero del nuevo nacionalismo catalán que encarna Convergencia Democrática de Catalunya (CDC), el partido que fundó Jordi Pujol a su medida en noviembre de 1974 con el doble propósito de librarse de las rémoras intelectuales y las luchas intestinas que lastraban la acción de partidos nacionalistas con mayor raigambre histórica, como Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) o Unió Democrática de Catalunya (UDC), ambos fundados en 1931. A esta labor propagandística se ha sumado con creciente intensidad La Vanguardia del nuevo siglo, que ha ido abandonando sus posiciones tradicionalistas y posibilistas para alinearse e incluso abanderar las cada vez más radicales demandas de las nuevas hornadas de dirigentes nacionalistas alimentadas por el pienso de CDC.
La forma en que estos dos medios han presentado a sus lectores los nuevos "cálculos" de la balanza fiscal de Cataluña con España que proporcionó por sorpresa el Sr. Mas-Colell, conseller de Economía del gobierno de la Generalitat, en su comparecencia ante la comisión de economía del Parlament el pasado 20 de octubre, ilustra perfectamente su papel de amplificadores de la propaganda de CDC que desempeñan estos dos diarios. El Punt Avui abría la primera página de su edición impresa con el siguiente titular: "La financiación no frena los 16.634 millones de expolio fiscal" ("El finaçament no frena els 16.634 millones d’espoli fiscal"), sugiriendo a sus fieles que el nuevo modelo de financiación aprobado en 2009 –tras una dura negociación del gobierno de la Generalitat presidido entonces por el Sr. Montilla con el gobierno español presidido por Rodríguez Zapatero– no ha cambiado un ápice las cosas: Cataluña continúa siendo expoliada por España. La Vanguardia también recogía la noticia en la primera página de su edición impresa y su mensaje era más envenenado e insidioso si cabe, pues al titular "Cada catalán aporta de más al Estado 2.256 euros", le seguía el subtítulo "Andalucía aumenta su presupuesto ante las elecciones autonómicas", una concatenación de afirmaciones que dejaban traslucir un mensaje clarísimo: mientras cada catalán aporta 2.256 euros de más al presupuesto común, los andaluces continúan su particular fiesta.
A los responsables de ambos diarios no sólo no se les ha ocurrido cuestionar la validez de unos cálculos realizados por el propio gobierno catalán sin control externo alguno y que imputan a "Cataluña" empleando burdos criterios de ingresos y gastos del Estado que tienen naturaleza personal o empresarial, sino que ni siquiera han caído en la cuenta del éxito que supone que el porcentaje de los gastos del Estado en "Cataluña" sobre el PIB se haya mantenido constante entre 2007 y 2009, habida cuenta que los ingresos no financieros del conjunto de las AAPP cayeron 6.4 puntos del PIB (67.426 millones de euros) en ese mismo período. Tampoco parecen haber reparado en que mientras el gobierno andaluz ha decidido aumentar los impuestos para mantener los servicios públicos, el gobierno nacionalista del Sr. Mas lo primero que hizo fue eliminar el impuesto de sucesiones para los más ricos.
Duran i Lleida, líder de UDC y candidato de la coalición CiU (CDC+UDC) al Congreso en las elecciones del próximo 20 de noviembre, sabe muy bien que el interés pecuniario tiene mucho más tirón entre los catalanes que el puro discurso independentista que propugnan los líderes de CDC (Pujol, Mas, Puig, Homs, etc.), y lo está explotando en su campaña electoral. Hace unos días, sin ir más lejos, reclamaba a los empresarios catalanes en un mitin que "voten con la cartera" más "que con el corazón", para poder defender con fuerza en Madrid un nuevo pacto fiscal que acabe con el expolio. Es en este terreno donde juegan un importante papel los diarios parroquiales que dan pábulo y hasta cierto aire de respetabilidad al discurso intoxicador de los políticos nacionalistas. ¿Cómo no va a ganar terreno la desafección entre los catalanes si La Vanguardia y El Punt Avui les certifican cada día que el resto de los españoles les está robando la cartera? A nadie le gusta saber que paga 2.256 euros de más para que los andaluces se pasen el día en el bar y la Junta de Andalucía aumente los servicios públicos mientras su president Mas los recorta en Cataluña.