Menú
Constantine Menges

Lula, Castro, Chávez y China

El presidente George Bush recibió el 10 de diciembre al presidente electo del Brasil, Luiz Inazio “Lula” da Silva, quien asumirá el cargo el 1 de enero de 2003. Como se esperaba, la reunión fue cordial y se fotografiaron sonreídos y estrechando la mano. Por consiguiente, la mayoría de los analistas seguirán creyendo que Lula le ha dado la espalda al radicalismo y será un reformista pragmático, a pesar de su abierta admiración por Fidel Castro desde hace más de 20 años.

Muchos en el Departamento de Estado norteamericano esperan que así sea, pero más probable es que el gobierno de Lula combine una determinada promoción de las exportaciones brasileñas, buenas relaciones con empresarios, inversionistas y banqueros extranjeros con actuaciones paralelas, tanto visibles como escondidas, en ayuda de Castro y de radicales antiamericanos con intenciones de tomar el poder en países vecinos como Colombia.

Se ha establecido un nuevo eje castrista en el hemisferio que incluye al presidente Hugo Chávez en Venezuela, Lula en Brasil y Lucio Gutiérrez en Ecuador. La estrategia será la instrumentada por Chávez desde 1999: aparentar relaciones comerciales y financieras normales con Estados Unidos, mientras patrocinan el radicalismo castrista en la región, en estrecha alianza con estados terroristas como Irán, Irak y Libia. Probablemente Brasil y Ecuador establecerán relaciones estratégicas, económicas y militares con China, como Cuba y Venezuela lo han hecho.

El pragmatismo de Lula se evidencia con declaraciones de que su gobierno aspira a doblar las exportaciones a Estados Unidos en cuatro años y triplicarlas antes de ocho años, mientras extiende su apoyo a Mercosur.

Pero un claro indicador del lado radical de Lula es que desde 1990 ha convocado a reuniones anuales del Foro de Sao Paulo que incluye a todos los partidos comunistas de América Latina, como también a guerrilleros y grupos terroristas como el IRA irlandés y la ETA vasca, además de organizaciones palestinas. Esas reuniones reemplazaron al Congreso Tricontinental establecido por Castro en 1996 en respaldo del terrorismo en América Latina, Europa y el Medio Oriente, con el objeto de coordinar los ataques contra Estados Unidos y sus aliados.

Los papeles de trabajo de la reunión del 2 al 4 de diciembre de este año incluyeron declaraciones como estas: “Las tropas de la OTAN perpetraron genocidio en Kosovo, las fuerzas norteamericanas y británicas masacraron a la población de Afganistán… [los prisioneros de Estados Unidos en Guantánamo] son castigados y torturados… con todo el apoyo de EEUU, el gobierno de Israel continúa su política sistemática de asesinatos de palestinos”. Los participantes del Foro este año se comprometieron a oponerse al plan de EEUU en Colombia, al ALCA y a las privatizaciones. Podemos contar con que Lula adopte esas posiciones a medida que consolida su poder.

En marzo de 2002, el partido de Lula estableció una comisión de solidaridad con los guerrilleros comunistas colombianos, así como el año anterior el ala radical de su partido se solidarizó con Arafat y en 1999 con el Partido Comunista chino.

Otra fuente de preocupación es que Lula ha declarado la intención de reanudar el programa de armas nucleares brasileño (1965-1994). El 13 de septiembre, Lula cuestionó el tratado contra la proliferación de armas nucleares y fue calurosamente aplaudido por oficiales brasileños.

En junio de este año, Aloillo Merchán, quien probablemente será designado ministro de Relaciones Exteriores, declaró que “alianzas con China, Rusia… son importantes para respaldar a una posible coalición antinorteamericana”.

En estos días, los venezolanos están tratando valientemente de sacar a Chávez. Estados Unidos debe decir la verdad sobre Chávez y expresar su apoyo a aquellos que quieren restaurar la democracia en Venezuela. Si la administración Bush y los gobiernos latinoamericanos actúan con realismo y habilidad se lograrán reducir las dañinas consecuencias del radicalismo izquierdista y ayudar a Brasil a avanzar hacia un futuro mejor.

Constantine Menges es académico del Hudson Institute y fue asistente especial del Presidente de EEUU en Asuntos de Seguridad Nacional.

© AIPE

En Internacional

    0
    comentarios