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Cristina Losada

Alerta ma non troppo

Sonaba en diciembre parecida cantinela. Entonces no había comandos de ETA en territorio español. Ahora "no hay otras estructuras de ETA en España". Entonces no había zulos, sino proyectos de. Ahora hay seguimientos, pero no están "muy elaborados".

Qué tiempos aquellos. Los de hace dos semanas, más o menos. La ETA estaba a punto de devolver las pistolas que había robado en Francia y de anunciar alto y claro su buena disposición hacia la paz de Zapatero. Desde Ferraz se transmitía una esperanza y un optimismo a prueba de bomba. Como siempre. Un gesto de la banda terrorista se esperaba, uno como nunca había hecho: entregar armas. Y ello sin haber manifestado hasta ahora su voluntad de deponerlas. Un gesto tan insólito como aquel, y ya podía recomponer el Gobierno el proceso sepultado, junto con dos cadáveres, bajo el aparcamiento de Barajas. Sepultado oficialmente. Y más que remendar el proceso, rehabilitar su imagen. Pero de que en Ferraz habitaba Antoñita la Fantástica nos cercioraríamos al cabo de unos días. ¡Estábamos en alerta máxima! Aparecía, sí, una de las pistolas sustraídas en Vauvert, pero no por entrega voluntaria sino forzosa. Disponía de ella uno de los detenidos. ¿Tal vez para disparar al aire? Eso ha faltado, pero los auténticos creativos, como Pepiño, están de vacaciones. Y la proximidad de las urnas recomienda al Gobierno demostrar que cumple con su deber de perseguir, por lo menos, a la facción armada de la banda.

Rápidamente, sin embargo, la alerta dejó de ser máxima y dejó de ser. Antaño, algún responsable de Interior comparecía para explicar las operaciones antiterroristas y ofrecía una sola versión. Ahora, nos podemos entretener cotejando declaraciones varias y diversas, hechas aquí y allá, en Madrid o en Bruselas, en una emisora o en otra. Y el mismo alto cargo dice una cosa o la contraria, según y depende. Así, por ejemplo, Mesquida, que el otro día presentaba a una ETA que podía atentar en cualquier momento, se desmentía al siguiente afirmando que la banda no había dado órdenes de hacerlo de modo inminente. Pero esta rebaja de la alarma, su práctica desaparición, conviene observarla desde la óptica del número dos de Interior, quien cree con paternal afecto que "no es necesario preocupar en este momento excesivamente a los ciudadanos". ¿No es "necesario" o no es "conveniente"? Pensábamos, en todo caso, que no era su cometido el suministro de valiums.

Pero este desconcierto que tan concertadamente interpretan desde el gobierno, no suena por primera vez. Es un bis. Sonaba en diciembre parecida cantinela. Entonces no había comandos de ETA en territorio español. Ahora "no hay otras estructuras de ETA en España". Entonces no había zulos, sino proyectos de. Ahora hay seguimientos, pero no están "muy elaborados". Entonces no había peligro de atentados. Ahora estas gentes que seguían a Savater, a policías y a cargos políticos no tenían órdenes de matarlos. Tan era así entonces, que Zapatero pudo cerrar el año 2006 con un "estamos mejor que ayer pero menos que mañana". Y fue entonces cuando ocurrió lo de Barajas. De manera que la pregunta es, de nuevo, si el Gobierno quiere desconcertar o está realmente desconcertado. O ambas cosas. Si trata de quitarles hierro a las actividades de rearme y reorganización de ETA porque niegan de raíz la justificación de sus negociaciones y sus cesiones a la banda. Y si, además, le cogen con un pie en Doñana y otro en Babia.

Hay donde elegir. Un Gobierno que conscientemente rebaja el riesgo del terrorismo, incluso a la vista de los preparativos para cometer atentados, es un Gobierno que engaña. Y un Gobierno que espera feliz un comunicado de entrega de armas y se encuentra con unos terroristas prestos para atacar, es un Gobierno que se autoengaña.

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