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Cristina Losada

Cómo vivir de la lengua

Fue con el PP en el Gobierno que empezó este trasvase de los bolsillos del contribuyente al de los espabilados que viven del gallego.

El truco es bien sencillo. Alguien funda, pongamos por caso, una asociación para el estudio del murciélago. Un minuto después de la gran idea se pregunta cómo va a financiarla. Viva ese alguien en Sanabria, en Chinchón o en Tarifa, es probable que la primera opción que se le ocurra sea acudir a la administración estatal, y no la penosa y lenta alternativa de lograr socios que aporten dinero. Sin embargo, en ninguno de esos tres lugares mencionados ni en muchos otros podrá dar por seguro que consejeros y concejales vayan a dejarse exprimir fácilmente para costearle su hobby personal. Ahora bien, si el tal alguien reside en Galicia, bastará con que se comprometa a escribir los folletos de su club en gallego y a organizar, por ejemplo, A semana do morcego (murciélago) para que el Gobierno autonómico le extienda un cheque, siempre que la competencia con otros vampiros del erario no le deje fuera. Éste es el secreto de la existencia de miles de asociaciones y de publicaciones que de otra manera tendrían que buscarse la vida, como cualquier adulto. Y el secreto también de que, en Galicia y en cuantas regiones se ha sacralizado la impropiamente llamada lengua propia, ésta tenga un predominio absoluto en el ámbito público.

Casi seiscientas asociaciones y grupos de Galicia acaban de recibir subvenciones por valor de 850.000 euros gracias a un programa para entidades privadas sin ánimo de lucro que se propongan incrementar el uso del gallego en la familia, la infancia y la juventud. Figuran entre las beneficiadas desde clubs de voleibol, surf o gimnasia tradicional china hasta asociaciones de vecinos, consumidores y comerciantes, sin que falten alcohólicos rehabilitados o fabricantes de hormigón, amén de comunidades de propietarios, grupos ecologistas, sindicatos, juventudes de partido y ONGs que son OGs. Con tanta gente a ordeñar, toca a poco, desde luego, y la cantidad total que se les destina es una menudencia comparada con las que maneja el Gobierno autonómico, aunque cabe reseñar que es mayor de la que dedicará a subvencionar a ayuntamientos y empresas para extender el servicio del autobús nocturno.

Pero esos ochocientos mil del ala hay que sumarlos a otros que se destinan al mismo fin. Sólo unos días atrás, se anunciaba que ya hay dispuestos 15.000 kits para entregar a mujeres embarazadas a fin de que críen a sus bebés en gallego. Un CD con nanas en dicho idioma ha de ayudarles a que en el futuro lean y, si es posible, rindan culto, a Sempre en Galiza. ¡Aún se cantan nanas! O quieren que se canten, las propias, claro. Mas del coste, ni palabra. Ha sido la última gran iniciativa del bigobierno, después de la galleguización de los nombres y de las lápidas, aprobada en el parlamento por todos los partidos sin excepción.

La suma de estas y otras generosidades de la administración con nuestro dinero, que incluyen dádivas a la edición y a publicaciones varias, subvenciones a empresas y eventos y un largo etcétera, si se ha hecho, no se conoce. Y no hay que esperar de la oposición, o sea, del PP, que saque la calculadora para decirnos cuanto se va en intentar modificar los hábitos lingüísticos de la gente. Pues fue con el PP en el Gobierno que empezó este trasvase de los bolsillos del contribuyente al de los espabilados que viven del gallego. Toda una casta que vería enormemente reducido su poder, el adquisitivo y el otro, de extenderse el principio de la libertad al terreno del idioma. A su lado, qué inofensivos son los murciélagos.

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