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Cristina Losada

El remedio del PSOE agrava el mal

Las reformas que propugna el PSOE permitirían que el nacionalismo hiciera aún más alto e impenetrable el muro que lleva décadas levantando.

A la vista del resultado de las elecciones catalanas, la socialdemocracia no ha cambiado un ápice su posición. Su santo remedio para el problema catalán es el mismo de antes: reformar la Constitución y lo que haga falta para que esa parte de la sociedad catalana que quiere romper con España y con la ley pueda sentirse cómoda y feliz en una España reformada, que también nos gustará mucho más a todos. ¡Todos saldremos ganando! Qué maravilla.

Incluso Josep Borrell, que ha puesto negro sobre blanco Las cuentas y los cuentos de la independencia, proponía algo parecido en un artículo publicado el mismo día de las elecciones:

Pase lo que pase, habrá que restablecer el diálogo, mejorar la información, extremar el respeto y hacer las reformas constitucionales, financieras y fiscales necesarias para que esa parte disminuya hasta el límite de los que hacen de la independencia una cuestión de dignidad ante la que no hay razones que esgrimir.

Hay ahí un par de cosas razonables y una asimetría reformista preocupante. Para convencer a los catalanes que no son independentistas irreductibles pero han votado por los independentistas, dice Borrell y dice el PSOE, hemos de acometer reformas constitucionales, financieras y fiscales. Todo el esfuerzo reformista, por tanto, deben hacerlo aquellos españoles, incluidos los catalanes no separatistas, que no están por la ruptura de España y de la ley. A los que quieren o votan la ruptura el único esfuerzo que se les pide es que abandonen su postura maximalista.

Una asimetría similar asoma en la petición, tan frecuente estos días, de que se escuche a la media Cataluña que votó a los partidarios de la fractura. ¿Y por qué hay que escuchar sólo a esa parte? ¿Por qué no merecen ser escuchados los catalanes que no están a favor de la aventura secesionista? La socialdemocracia, en su modo dialogante, dirá que todos deben ser escuchados, tanto los unos como los otros, y que vayamos a un consenso. Pero la obligación de cambiar se la endosan sólo a unos.

Aunque lo peor no es eso. Lo peor es que las reformas que propugna el PSOE permitirían que el nacionalismo hiciera aún más alto e impenetrable el muro que lleva décadas levantando para separar a los catalanes del resto de los españoles. Blindar las competencias culturales, educativas y lingüísticas, ¿qué creen que tendrá como resultado? Hoy le oí a Rubalcaba que el tiempo corre en contra de una Cataluña insertada en España. "Los entierran con la senyera y los bautizan con la esteleda", dijo en la radio. Pues blinden esas competencias, pónganse en manos de un gobierno nacionalista y la máquina de fabricar independentistas trabajará a pleno rendimiento.

Es una paradoja más de las buenas intenciones socialdemócratas. Quieren persuadir a los no irreductibles, y están dispuestos a proporcionar al nacionalismo más medios para que los irreductibles crezcan. Si este es el santo remedio, junto con algún privilegio fiscal que perjudicará a otras autonomías, es casi perfecto para agravar el problema.

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