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Cristina Losada

¿Es independentista Felipe González?

González, igual que su partido, juega al escondite. Se esconden debajo de la cama federal, detrás de la puerta de la 'consulta' o en una escuela de Miami.

González, igual que su partido, juega al escondite. Se esconden debajo de la cama federal, detrás de la puerta de la 'consulta' o en una escuela de Miami.

Felipe González acaba de sentenciar que la independencia de Cataluña es "imposible", así que ya podemos dormir tranquilos. No ha dicho que sea metafísicamente imposible, pero por ahí cerca. Bien mirado, el expresidente ha llamado tontos a cuantos se muestran preocupados por la escalada secesionista del nacionalismo catalán. A un fenómeno imposible no le dedica, alguien con dos dedos de frente, más de un minuto de su tiempo. Vendría a ser como si nos hubiéramos enzarzado en un debate nacional sobre la posibilidad de que la Luna choque con Júpiter. Un perfecto disparate. A tenor de las palabras de González, políticos, periodistas y ciudadanos españoles se han entregado a un delirante sinsentido desde que Artur Mas amenaza con celebrar un referéndum de autodeterminación en Cataluña.

Personalmente, yo hubiera preferido que el expresidente del Gobierno de España declarara con rotundidad que él se opone a la secesión que propugnan Convergència y Esquerra. También habría sido clarificador que manifestara su rechazo a la consulta sobre la secesión que promueven ambos y que respalda el Partido Socialista de Cataluña. Ya para nota, González podía haber censurado el uso y, por tanto, el abuso que está haciendo la Generalidad de sus instrumentos de poder a fin de subir la temperatura independentista de la sociedad catalana. Unos instrumentos que igualmente utiliza para preparar la secesión: no se olviden el Consejo Nacional de Transición y organismos similares.

Al calificar la independencia de "imposible" y punto, lo que ha hecho González es evitar pronunciarse sobre la independencia. Como no es cosa de tomarlo por tonto, es que soslaya tal pronunciamiento de forma deliberada. Naturalmente, no se explicó. Ahí lo querríamos ver, dando cuenta detallada de la imposibilidad. ¿Será imposible porque lo impide la Constitución? Bien, pero Mas y Junqueras se hallan dispuestos, dicen, a saltarse la ley. ¿Quizá por la intervención de la UE? La UE se limitaría a constatar que una Cataluña independiente ya no forma parte de ella. ¿Será acaso por la numantina resistencia que opondrá su partido? En fin. La última vez que González se expresó largo y tendido sobre Cataluña fue un alegato contra la sentencia del TC que recortó el Estatuto. Lo firmaba con Carme Chacón. Ambos se dolían mucho de que no se quisiera reconocer a Cataluña como nación.

González, igual que su partido, juega al escondite. Se esconden debajo de la cama federal, detrás de la puerta de la consulta o en una escuela de Miami como Chacón. Al definir la secesión como un imposible, el expresidente esconde su indefinición y la eleva a inacción. Porque si la independencia es imposible, como dice, ¡no hay que hacer nada! No hay que hacer nada para evitarla, que es exactamente lo que puede hacerla inevitable.

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