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Cristina Losada

Los neocon y la psicología profunda

Ha dejado escrito Manuel Rivas, célebre por la invención de una conspiración incendiaria formada por perturbados y ancianas, que todo ha sido obra de los neocon, corriente de pensamiento de la que demuestra saber tanto –o sea, nada– como Zapatero.

Los carteles socialistas distribuidos en abundancia por toda Galicia mostraban una caricatura de Fraga con un pequeño Feijóo como muñeco de ventrílocuo y preguntaban "¿queres que volvan?". La respuesta ha sido que sí. Un sí tan inesperado para los que formulaban aquella pregunta retórica que no saben cómo dar cuenta del fenómeno imprevisto. Explicar la derrota les resulta aún más difícil que encajarla. De ahí que los partidos perdedores y sus intelectuales orgánicos nos amenicen los días postelectorales con teorías que, cuando menos, hay que calificar de estrafalarias.

Dicen los más de estos políticos metidos a analistas y analistas metidos a políticos que el factor crucial ha sido la crisis económica. Absurdo sería negar la influencia en el voto del desplome de la economía, pero más absurdo es que negaran la importancia de la recesión en Galicia hasta un minuto después del recuento. Lejos de tal reconocimiento de la realidad, proclamaban Touriño y Quin que esta comunidad se sostenía mucho mejor que otras y estaba perfectamente preparada para afrontar los malos tiempos. Como España, según Zapatero. Es el cuento de una situación envidiable que, sin embargo, provoca el hundimiento de un Gobierno. 

Apuntan después estas almas nada cándidas a las noticias sobre los gastos suntuarios de Touriño y los paseos en yate del nacionalista. Conste que no discuten la veracidad de los hechos publicados, sino su publicación, pues nuestros sedicentes progresistas tienen vocación censora y la ejercen. De tal manera, además, que sólo de rebote se enteraron muchos gallegos de las cuentas del audi y las redecoraciones de despachos. Y ello mientras recibían información sobrada acerca de la gran "trama corrupta" del PP que el juez Garzón se ocupaba de tener en los telediarios justo durante la campaña.

Pero qué importa la desproporción. Si hemos de creerles, el efecto de las noticias aludidas fue demoledor y su planificación digna de unos genios. "Los estrategas del PP manejaban sólidos conocimientos de psicología profunda", acabo de leer en El País. Lugar donde ha dejado escrito Manuel Rivas, célebre por la invención de una conspiración incendiaria formada por perturbados y ancianas, que todo ha sido obra de los neocon, corriente de pensamiento de la que demuestra saber tanto –o sea, nada– como el presidente del Gobierno.

La razón de que surjan estos y otros disparates en las filas y pastos del fracasado tándem es el afán por atribuir el fiasco a factores exógenos, en nada relacionados con la actuación del bigobierno. Pues esa izquierda (o así) que tanto presume de comprender la realidad mejor que nadie, carece de la capacidad crítica necesaria para entender los motivos por los que, después de probar las delicias de un "Gobierno de progreso", la mayoría, incluidos muchos de sus votantes, le ha dado la espalda.

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