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Cristina Losada

Podemos, Alegre y olé

Una lucha por el poder cuya única originalidad es que los enfrentados no discuten quién debe ser el líder. Maravillas de las luchas intestinas.

Una lucha por el poder cuya única originalidad es que los enfrentados no discuten quién debe ser el líder. Maravillas de las luchas intestinas.
EFE

Confieso mi falta de curiosidad por las luchas intestinas del partido Podemos, pero el otro día la prensa vibraba con las revelaciones que hacía uno de los fundadores y, bueno, piqué en el anzuelo. Leí entonces el artículo que Luis Alegre, profesor de Filosofía, publicó en eldiario.es bajo el título "¿Qué está pasando en Podemos?". El autor, que formó parte del grupo que puso en marcha el partido, se apartó hace meses de sus cargos orgánicos, de modo que se le podía suponer conocimiento de la intrahistoria y capacidad para responder a la pregunta con la que encabezaba su pieza. Lo que encontré fue decepcionante.

Las denuncias de Alegre que tanto llamaron la atención se resumen en pocas palabras y en menos personas: cuatro o cinco individuos del equipo actual de Iglesias Turrión van a acabar destruyendo al propio líder y al partido. Pero todo ello, y esto sí es lo llamativo, sin que el propio líder tenga arte ni parte. Ni siquiera sería consciente de que su camarilla y sus cortesanos están maquinando para llevarle a él y a Podemos a la tumba política. Pablo está en Babia y no sabe lo que hacen sus allegados. Pablo es bueno y los malos son los que le rodean. Tan bueno es Pablo que Alegre le va a votar "con entusiasmo".

Se hace difícil creer que un adulto, profesor universitario, con alguna experiencia política pueda abonarse a un tópico como el de cargar con el mochuelo a los que están alrededor y librar al dirigente. Cierto, es un clásico. Un clásico que reaparece con más frecuencia, por cierto, en casos de gobernantes no democráticos. Tiene su lógica desviar la crítica hacia aquellos que rodean al dictador, en lugar de cuestionarlo directamente. Pero que esa desviación sea comprensible en tales circunstancias no significa que refleje la realidad. Ni en las dictaduras ni fuera de ellas.

Tal vez a Alegre le ciega la larga amistad que tiene con Iglesias. Ese es uno de los problemas de formar un partido entre amiguetes. Un partido, además, lacrimosamente emocional. Se le nota a Alegre una nostalgia por los buenos viejos tiempos, cuando los amigos fundadores se cogían de la mano para cantar "L’Estaca" y volver a una época que no vivieron, pero en la que viven. Y aún así, aún con estos atenuantes, no hay manera de pasar esa visión suya de un líder angelical secuestrado por una camarilla diabólica.

De hecho, la sintonía del equipo malvado con el bueno de Iglesias es tan perfecta que han replicado exactamente lo mismo a las acusaciones de Alegre. Les da pena que salga en los papeles por "insultar a compañeros" o decir "barbaridades" y no por ser el "filósofo más brillante" de estepaís España. Hipocritillas. A mí lo que me da pena es que Alegre fuera incapaz de hacer honor al título de su artículo, donde prometía explicar qué está pasando en Podemos. Hay mucha afición al ruido de conspiraciones, pero no estaría de más saber cuáles son las posiciones políticas en liza. eso, nada dice Alegre. De eso, sospecho, nada hay. Hay una gran confusión. Y una lucha por el poder cuya única originalidad es que los enfrentados no discuten quién debe ser el líder. Maravillas de las luchas intestinas.

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