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Cristina Losada

Secreto de familia

La campaña de la "memoria histórica", con sus condenas extemporáneas, hace creer a los españoles que nunca fueron franquistas y por eso gusta a quienes proceden de la base social de la dictadura.

El parlamento gallego ha condenado el franquismo "una vez más". Así lo dice la resolución aprobada por los tres partidos de la cámara. Se ve que no bastaba con las anteriores. Nunca se condenará suficientemente la dictadura de Franco y por ello propongo que se instaure el rito de repudiar cada trimestre a aquel régimen del que vivieron –y muy bien– los papás y los abuelos de tantos dirigentes de todos los partidos. Una condición de la que no escapan ni la familia Touriño ni la Rodríguez (Zapatero).

Convendría, no obstante, darle mayor credibilidad a esas palabras. No vaya a ser que buena parte de los que ahora se oponen a la dictadura estuviera "de vacaciones" –como el PSOE– cuando tocaba correr algún riesgo. En ese caso, que entonen el mea culpa. Pues mientras unos pocos se la jugaban, ellos podían seguir sus vidas y sus carreras sin contratiempos. Menos condenas formales y más arrepentimiento, señores. Aunque, a decir verdad, es España casi entera la que debe arrepentirse. Pues franquista fue en su mayoría. Ese es el secreto de familia sobre el que se echa tierra removiendo la de los muertos.

Las condenas retrospectivas del franquismo incitan al recuerdo. Se acuerda uno de las señoras que informaban a la policía del lugar por el que habían huido unos manifestantes; de los estudiantes que escapaban de las aulas en cuanto olían asambleas y tumultos; de los periodistas que no firmaban ni un manifiesto y se estremecían sólo de pensar que pudiera organizarse una huelga. Esos personajes tan numerosos entonces, o sus hijos y nietos, pueden ser hoy antifranquistas furibundos y hasta de izquierdas. Algunos están de ministros.

La campaña de la "memoria histórica", con sus condenas extemporáneas, hace creer a los españoles que nunca fueron franquistas y por eso gusta a quienes proceden de la base social de la dictadura. Pero además tiene el propósito de situar a los partidos de izquierda en la casilla de "los buenos" y a la derecha en la de "los malos". No dejarán de colgarle al PP el sambenito de franquista aunque suscriba condenas cada cuarto de hora. Si rehuye el debate sobre la "memoria", mucho menos.

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