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Liga

Daniel Blanco

Algo pasa en el Barcelona

A Luis Enrique le espera una semana agitada ya que si ya la prensa se pone de acuerdo también en casa, mal asunto.

A Luis Enrique le espera una semana agitada ya que si ya la prensa se pone de acuerdo también en casa, mal asunto.

La prensa ha empezado a atizar a Luis Enrique. Ha empezado hasta la propia catalana que, curiosamente, se puso de acuerdo ayer en el titular. Los dos diarios deportivos titulaban igual "Vaya castaña", en referencia a la derrota del Barcelona en el Camp Nou ante el Celta. Es decir, que a Luis Enrique le espera una semana agitada ya que, normalmente, las críticas vienen de Madrid, pero si ya la prensa se pone de acuerdo también en casa, mal asunto.

Es verdad que el sábado el Barcelona no despachó un gran partido pero siendo cierto esto, pudo ganar. De hecho este partido lo juegan diez veces más y los gana el Barcelona todos. Muy bien el Celta, organizado, valiente, pero arriesgado a la hora de defender, yendo a la presión arriba y pudiendo recibir ocasiones de gol claras. Las tuvo el Barça de todos los colores porque con esos tres animales arriba, es fácil tener ocasiones aunque no juegues mucho. Cuatro postes, dos paradas descomunales de Sergio y algún acercamiento más debieron valer para que los de Luis Enrique ganaran, peor no fue así. Afortunadamente el fútbol no es matemática. Menos mal que no es así y que sigue siendo maravillosamente imprevisible.

El Celta tuvo juego, posesión, pero también la suerte necesaria hoy en día para ganar en un campo grande. Hacía diez meses que nadie lo hacía en el Camp Nou y el Barcelona llevaba cinco años sin perder no marcando gol. Así de crudo es sacar algo en el recinto blaugrana, en el Bernabéu y, últimamente (desde mayo de 2013) en el Calderón. Has de jugar, pero también has de tener suerte. Sin ella, imposible.

Pero queda para todos los críticos, más o menos duros con Lucho, el juego regular tirando a mal del Barcelona. Queda la sensación que este equipo dista mucho del genial de 2009. Es evidente que ha pasado el tiempo. Lo ha hecho para jugadores, para el estilo, para los movimientos, ya tan perfeccionados pero tan previsibles que no asustan y, lo que es peor, no sorprenden. Claro que el Barcelona va a merecer ganar partidos sin jugar. Estaría bueno, con esa plantilla, con esos delanteros. Pero llega el día que no es suficiente como el sábado y pierdes seis puntos en siete días con el Real Madrid.

Y eso que la alineación del otro día es más sensata que la del otro sábado, el día del Bernabéu. Es más efectivo ahora poner a Mascherano y Mathieu de centrales, a Alba de lateral izquierdo. Es más sensato poner a Rakitic y, si me apuras a Rafinha, en detrimento de Xavi y, quizá, por qué no, de Iniesta que no hace un partido brillante desde hace meses. Es sensato dejar a Piqué en la grada para que se dé cuenta que esto no va de broma. Eso sí, los tres de arriba son intocables pero, aún así, algo falla en el engranaje.

Lo peor no es eso, sino que el tiempo pasa. Porque es pronto pero el Barcelona está detrás de un Madrid inmenso, colosal, que no deja lugar a la duda. Que finiquita partidos jugando como nunca y haciendo trizas el tan manido "juego del Barcelona". Ahora el juego lo ponen en la capital y el Madrid es un líder sólido, que ha ganado siete partidos seguidos, que ha marcado 37 goles y que lleva camino de batir un record de otra galaxia.

Y mira que Luis Enrique intenta poner cordura. Hay que decir que patinó en el Bernabéu pero el sábado puso el equipo que debía ganar al Celta. Incluso con el gol en contra puso los jugadores en el sitio que correspondían, hizo los cambios justos. No se puede hacer nada más desde el banquillo. Un equipo grande lo llevan a lo alto los jugadores. El técnico gestiona pero pocas veces hace innovaciones tácticas. Eso sí, se lleva los palos siempre. Esto es así, Luis Enrique lo sabía y lo acepta.

Artículos próximos tendrán como protagonista al Valencia. Hay que hacerle un guiño al equipo de Nuno, que aguanta como un jabato. El otro día me decía David Vinuesa en la redacción que esta historia de no aguantar, que se van a caer, y que no podrán con los portentosos equipos, ya se la conoce. Se decía lo mismo del Atlético el año pasado y no cayó. Pues que tenga razón. Mejor Liga tendremos.

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