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Daniel Blanco

Los Fernández: la felicidad no pudo ser completa

El domingo por la tarde Nacho no era la misma persona en las celebraciones que el sábado en el césped del Millenium Stadium.

El domingo por la tarde Nacho no era la misma persona en las celebraciones que el sábado en el césped del Millenium Stadium.
Nacho, con la Copa de Europa; Alex, descendido con el Elche. | LD

Camino a la Comunidad de Madrid desde el Ayuntamiento la mente le iba a toda prisa. Exhausto y eufórico con la Champions recién conseguida por el Real Madrid, se debatía en la tristeza interior. No podía la alegría ser total para Nacho Fernández. La cabeza le daba vueltas a mil por hora pensando en su hermano, Alex, que a 600 kilómetros de distancia se jugaba seguir perteneciendo al fútbol profesional con el Elche, que descendía en ese momento a Segunda B.

El deporte tiene a veces esto. Que rara vez tienes la felicidad completa, que siempre hay algo que te preocupa más. La vida del deportista, más si un familiar cercano, directo, también juega al fútbol, tiene estas cosas. Alegrarte, pero nunca del todo. La vida, sin más, en una historia de hermanos tremenda.

El equipo ilicitano ha bajado al pozo, en una temporada donde el objetivo era alto, casi estar en playoff, con cautela, nunca pensando en cotas inalcanzables, pero sin pensar en esta debacle, producida en las últimas diez jornadas de Liga desde que Toril fue destituido. Precisamente fue el técnico quien llamó a Alex para que se desvinculase del Espanyol, donde apenas había jugado y que le tenía cedido en el Reading inglés. Toril le conocía de las categorías inferiores del Madrid y Alex acudió a la ciudad alicantina para volver al fútbol español.

Pero todo se empezó a torcer a mediados de marzo cuando el club alicantino decidió prescindir del entrenador cordobés tras una mala racha de resultados, pero que no habían dado aún con los huesos de los franjiverdes en los puestos de descenso.

Ahí empezó el hermano menor de la saga Fernández, el pelirrojo, ese chico vivaracho, feliz con su llegada al Elche, a pensar que algo iba a salir mal. Destrozado en el césped del Ramón de Carranza en la noche del domingo, miraba abatido al cielo, sin poder reaccionar mientras su hermano mayor, su referencia, tocaba la gloria en el club más laureado del mundo.

La Champions le supuso a Nacho, su tercera en cuatro años, más disfrutadas las dos últimas siendo parte importante de la plantilla. Ha conseguido integrarse en un equipo tremendo, sin poder fallar porque te caes de la rueda. El domingo por la tarde Nacho no era la misma persona en las celebraciones que el sábado en el césped del Millenium Stadium.

La Champions particular de Alex era la permanencia. Lo hubiera cambiado todo porque no llegara ese fatídico día en tierras gaditanas. En un encuentro nefasto de los ilicitanos todo se fue a pique. La permanencia, el destino del club y, quizá el encontrar un lugar cómodo de trabajo el año que viene.

Todo por el fútbol, el deporte que les ha dado todo en la vida pero al que le tienes que perdonar estas cosas. Las cosas del deporte rey, que no se casa con nadie. Ni con una familia que lo tenía todo para irse de vacaciones tan feliz. Ahora, uno estará más contento que el otro, aunque saldrán de esta porque son luchadores los dos. No les queda otra. Al fútbol tienen que seguir dedicándose aunque haya veces que te den ganas de tirar todo por la borda.

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