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Liga

Daniel Blanco

Un pulso exigente

Así es esta Liga que es casi del Barcelona si se cumplen los pronósticos, pero que aún no está conseguida.

Consiguió amarrar el Barcelona un triunfo que sirve de mucho. Sirve, por ejemplo, para tener el 70% de la Liga controlada y esperar a que el rival caiga. Todo eso tiene un peligro, que si el rival no cae, tú no puedes ceder ni un ápice. Así es esta Liga que es casi del Barcelona si se cumplen los pronósticos, pero que aún no está conseguida.

Consiguió en Cornellá el equipo de Luis Enrique una victoria muy clara. Fue de dos goles pero pudo ser de cinco o seis ante un Espanyol sin alma, que no es rival en la ciudad y que últimamente renuncia a los derbis. Se ve claramente inferior y eso se nota en el campo. Los azulgrana camparon a sus anchas en la primera parte y en la mayoría de la segunda. Goles de Neymar y Messi para un triunfo sin sobresaltos, previsto en el guión. El Barça sumará 93 puntos si gana los de casa, asequibles (Getafe, Real Sociedad y Deportivo), y suma en Córdoba la victoria. Sólo el Calderón se entromete en el camino. Eso, si no falla el Madrid, por ejemplo, el sábado en Sevilla.

Consiguió el Barcelona una victoria clara porque, entre otras cosas, vuelve a jugar cómo, cuando y donde quiere un tal Leo Messi que ahora es hasta mediocentro, en una posición increíble hace un par de años. Pero son las múltiples posiciones de Messi en el campo, ya sea interior, mediapunta o delantero, la clave de este Barcelona. Si se tira al medio equilibra al equipo y Suárez y Neymar juegan de maravilla. Tan fácil y tan difícil, al mismo tiempo, como ese concepto.

De ahí que el equipo de Luis Enrique haya conseguido ya 37 puntos en la segunda vuelta, cinco más que en la primera a estas alturas. De ahí que este grupo se vea campeón aunque no lo diga y no lo pueda decir hasta que las matemáticas estén de su lado.

Sabe el Barcelona que un fallo le condena, pero sabe el Madrid que a ellos también les condena un día malo. Una jornada sin los tres puntos deja en bandeja el título a su enemigo porque los azulgrana, entonces, se podrían permitir el lujo de perder en el Calderón el 17 de mayo. Las cuentas están claras para cualquiera de los dos. Ganar todos los partidos hace campeón al Barcelona; ganar todos para el Madrid supone obligar al Barcelona a hacer pleno. Esto es así de fácil.

Una liga ésta en la que el Valencia y el Sevilla, están a una victoria de ser los mejores cuartos y quintos de la historia. Una Liga donde el Atlético sumará más de ochenta y será tercero. Y una Liga que, por abajo, no necesitará de los míticos 42 puntos para salvarse. De hecho, dos equipos ya no pueden alcanzarlos y el tercero por la cola tampoco los va a conseguir. Una liga rara, bonita. Apasionante

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