La nueva revolución que se está gestando en Internet es la que se esperaba desde hace mucho, pero nunca acababa de llegar: la telefonía vía Internet. Muchos hemos experimentado algunos intentos de lograrlo; yo lo hice en su día a través de una empresa llamada PeopleCall, pero ni ésta ni otras han logrado llevarse el gato al agua. Quien lo está consiguiendo es una empresa llamada Skype por un método en apariencia sencillo: en lugar de imitar en Internet lo que se hace fuera de ella, lo convirtieron en un añadido a algo que ya se hace habitualmente en Internet.
Para ello, imitaron una aplicación conocida por los internautas: la mensajería electrónica. Crearon su propia red de mensajería al estilo Messenger y la dotaron de la facilidad de hablar –a mejor calidad que la telefonía tradicional– además de enviarse mensajes de texto y ficheros. Pero dieron un paso más: por un precio módico permiten llamar a teléfonos de fuera de su red, es decir, teléfonos normales. En Madrid o en Sebastopol. El sistema resulta extraordinariamente sencillo de utilizar y para empezar con él sólo hay que bajarse una aplicación y disponer de un micrófono con el que hablar. Excepto llamar a teléfonos situados fuera de la red de Skype, es completamente gratis y está disponible para Windows, Linux, Mac Ox X y Pocket PC.
La empresa fue fundada por los creadores de Kazaa, la conocida herramienta de intercambio de archivos, lo que les permitió tener la pericia suficiente para crear la herramienta y disponer de suficiente publicidad gratuita inicial. A partir de ahí, y en menos de año y medio, el boca a boca ha funcionado lo suficiente como para permitirles tener trece millones de usuarios repartidos por todo el mundo.
Esta semana se ha publicado que los próximos teléfonos inalámbricos de Siemens funcionarán con Skype, lo que permitiría conectarlo directamente a la red para poder hablar con las tarifas de este ubicuo operador. Planean para este invierno tener la capacidad de que se pueda llamar desde un teléfono convencional a otro Skype, lo que permitiría utilizarlos como sustituto de éste. En definitiva, cada vez queda menos para que se pueda empezar a emplear como sustituto, y no como complemento que abarate nuestra factura. Algo que, sin duda, preocupará a nuestras compañías de telecomunicación, especialmente a las que sólo revenden el servicio de Telefónica.
Daniel Rodríguez Herrera es editor de Programación en castellano.