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Daniel Rodríguez Herrera

Los primeros sucesores de Napster

Mientras los jueces continúan su labor y empapelan a los culpables de abrir la caja de Pandora, la nuevas alternativas al Napster original brotan como setas. Mientras aún sobrevivía el original, los incansables programadores voluntarios que desarrollan software libre habían logrado crear servidores alternativos. Todo aquel que quisiera podía, y puede, montar su propio servidor OpenNap en casa y convertirse en un pequeño o mediano desafiante de la industria discográfica.

Las alternativas que han comenzado a consolidarse tras los mandatos judiciales son, en general, más cómodas y potentes. Ejemplo de esta sencillez es Audiogalaxy. Sólo es necesario bajarse un programa realmente pequeño que se encarga del tráfico de ficheros. Las búsquedas de canciones se realizan a través de su página web, con un interfaz similar al de cualquier buscador normal.

Entre los amantes del Napster original, WinMX es la aplicación más apreciada. Con un diseño notablemente parecido al primero, WinMX ofrece una cantidad de ficheros nada despreciable y cuenta con ciertas mejoras sobre su predecesor, especialmente una mayor flexibilidad. Permite hacer varias búsquedas simultáneamente, terminar de descargar un fichero de la red tras un corte en la conexión y varias cositas más.

Ni siquiera los programadores españoles se han quedado fuera de esta carrera. Filetopia es un producto netamente español, con un diseño realmente distinto. Se trata básicamente un programa de chat, pero con el pequeño detalle de que podemos compartir los archivos con los demás usuarios de nuestro canal. Los canales están divididos por temas, según el tipo de ficheros que queramos compartir. Existen canales, por ejemplo, para el intercambio de bandas sonoras así como para copiarnos capítulos de la popular serie de televisión South Park.

La alternativa más curiosa y elitista es Direct Connect. Este programa no nos dará acceso inmediato a todos los ficheros de que dispone, si no que obliga al usuario a compartir con los demás la mayor cantidad posible de información si quiere disponer de los ficheros más apetecibles que esta red pone a su disposición. Para acceder a todo deberemos tener compartida la friolera de diez megabytes de canciones, vídeos, aplicaciones o juegos.

Pero el sistema más popular, sin duda, es FastTrack. Este nombre corresponde a un protocolo, no a un programa. Un protocolo es un lenguaje informático que permite entenderse entre sí a varios programas que se conectan a través de una red. Se puede describir a Internet como poco más que un conjunto de cables y protocolos, si nos ponemos materialistas. Entre las aplicaciones que utilizan este protocolo la más popular es Morpheus. Este sistema permite descargar un fichero de varios usuarios a la vez, cogiendo de cada uno un trozo distinto. Si no encuentra ningún usuario con ese fichero, esperará a encontrarlo para continuar en futuras conexiones. Permite catalogar y describir los ficheros y realizar un pequeño catálogo multimedia con los archivos que obtengamos.

La duda que me queda, tras este repaso de una parte, y sólo de una parte, del mercado de aplicaciones de intercambio de ficheros, es si algún directivo listillo de Berstelmann continuará calentando su sillón. Nada, pequeñas maldades que se le ocurren a uno.

Daniel Rodríguez Herrera es editor de Programación en castellano

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