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Daniel Rodríguez Herrera

Repetir con Google el ridículo de Microsoft

No seamos liberales, sino socialdemócratas un poco sensatos, al estilo Ciudadanos. ¿Sirve el proceso abierto contra Google para algo?

Las autoridades antimonopolio de Estados Unidos y Europa llevaron a cabo sendos procesos contra Microsoft, los primeros por la inclusión de Internet Explorer en Windows y la segunda por Windows Media Player. La idea es que los burócratas, al parecer, sabían que un sistema operativo moderno orientado al mercado de consumo no podía bajo ningún concepto incluir un navegador o un programa con el que escuchar música o ver vídeos. Díganme uno que no los incluya. Y de ahora: MS-DOS no me vale.

Obviemos por un segundo el exceso de poder que supone permitir que los políticos puedan dictar a una empresa cómo servir mejor sus intereses y los de sus consumidores. Olvidémonos de los problemas éticos. No seamos liberales, sino socialdemócratas un poco sensatos, al estilo Ciudadanos. ¿Sirve el proceso abierto contra Google para algo? ¿Ayuda a los consumidores? ¿A la industria?

Los procesos contra Microsoft sugieren lo contrario. Fuese Internet Explorer, Safari o cualquier otro, fuese Windows Media Player, iTunes o cualquier otro, los usuarios queríamos un navegador y un reproductor, y si venían ya instalados, tanto mejor. Ambos han seguido incluidos en Windows y su situación actual difiere bastante: el reproductor se sigue usando de forma mayoritaria; Explorer ha caído tanto que Microsoft ha decidido sustituirlo por un nuevo navegador que no lleve el estigma de su nombre. Porque, quizá, los consumidores no somos tan idiotas como parecen creer las autoridades, y si un producto no nos convence probamos otro.

En cualquier caso, da igual. Microsoft parecía ser el rey inamovible del mundo tecnológico... hasta que ha dejado de serlo. Lo dejó claro su actual presidente, Satya Nadella: Windows sólo está en el 14% de los dispositivos donde podría estar, porque en tabletas y teléfonos su presencia es testimonial. De modo que los burócratas han dirigido sus miras, como era previsible, hacia el nuevo rey del mambo, Google.

Las reclamaciones son ridículas: Google no ha tenido éxito ni en el mercado de los viajes ni en el de las compras, pese a que supuestamente está abusando de su posición monopólica, así que a los competidores de Google parece que les va bien sin que intervengan las autoridades. Dado que los demás buscadores están a un clic de distancia, parece que a los usuarios tampoco es que nos moleste mucho que promueva Travel y Shopping en los resultados. Es más, puede que hasta nos guste: cuando buscamos queremos buscar en todo, y si no sale un mapa cuando queremos encontrar un lugar u ofertas cuando buscamos un producto, muchos lo juzgaríamos peor, no mejor.

De hecho, los únicos que podrían sacar beneficio de todo esto son, en definitiva, la propia Unión Europea y sus burócratas -que ingresarían una cuantiosa multa, verían acrecentado su poder y satisfecho sus egos al castigar a otra malvada multinacional yanqui-, así como abogados y lobistas especializados. Pero, al igual que pasó con Microsoft, el caso contra Google podría perder su misma base mientras los tribunales deciden. Las búsquedas son importantes y lo seguirán siendo, pero los usuarios cada vez usamos más el móvil y cada vez usamos más las aplicaciones en lugar de la búsqueda en web. El mercado publicitario también parece estar moviéndose de las búsquedas a las redes sociales. No sería raro que el 14% de Nadella se convirtiera en un porcentaje similar para Google en el futuro.

Puede que los procesos seguidos contra Microsoft la debilitaran, tal y como querían los burócratas y abogados de ambos lados del charco. Pero si así fuera, el dominio actual de Google sería en parte una consecuencia de aquella intervención, porque los de Redmond luchaban entonces con las manos atadas. Y quién sabe si en el futuro los titulares hablarán del peligroso monopolio de Amazon o Facebook y la investigación de los valerosos funcionarios y políticos contra sus prácticas, facilitadas en parte por el proceso contra Google que ahora se está abriendo.

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