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David Boaz

Izquierda y derecha son iguales

Pero izquierdistas y los derechistas tienen más cosas en común de lo que se cree. Ambos creen en la magia del gobierno y quieren que usted también crea en eso.

Nos dicen que el país está polarizado: los que odian a Bush vs. aquellos que odian a Clinton. Mel Gibson vs. Michael Moore. Los estados coloreados en rojo vs. los estados azules. Los de izquierda y los de derecha leen libros diferentes, ven diferentes canales de televisión y van a iglesias distintas.
 
Pero izquierdistas y los derechistas tienen más cosas en común de lo que se cree. Ambos creen en la magia del gobierno y quieren que usted también crea en eso. Quieren que usted piense que el presidente puede ser Superman, San Nicolás y la Madre Teresa al mismo tiempo y que, por lo tanto, puede acabar con la pobreza y el racismo, apartar a los muchachos de las drogas y mantener la familia unida. Los cuentos de hadas son lindos para los niños, pero los adultos saben que el mundo es complicado y que los planes de los legisladores a veces fracasan, logran resultados totalmente diferentes o simplemente se hunden en los pantanos burocráticos.
 
Ambos flancos ignoran alegremente la historia reciente. La izquierda ve el gran experimento del siglo XX, del capitalismo contra el socialismo, de Estados Unidos vs. la Unión Soviética, de Europa Occidental vs. Europa Oriental, de China vs. Hong Kong y por alguna extraña razón concluye que lo que EEUU necesita es más socialismo: seguro médico nacional, educación más centralizada, regulación del sector más dinámico de la industria. La derecha cree que el gobierno puede restaurar el mundo a como era en 1950, ignorando la lección más básica de la historia: las cosas cambian.
 
Ambos lados responden a intereses especiales. Bajo el gobierno de Bush hemos visto una ley energética redactada por las empresas de energía, aranceles a las importaciones de acero, seguro médico para los viejos (Medicare) que traspasa su costo de las grandes empresas al contribuyente, propone una enmienda matrimonial para complacer a la derecha religiosa. Por su parte, los gobiernos de izquierda nunca se olvidan de los abogados litigantes, de las feministas, de los abogados de derechos civiles y demás grupos que los ayudan a obtener el poder.
 
Ambos envuelven al país en guerras innecesarias. La derecha piensa que EEUU debe enviar tropas a cualquier sitio donde se amenacen nuestros intereses y de paso amplia el concepto de “interés vital”. La izquierda, por su parte, se empeña en enviar tropas adonde nuestros intereses no son amenazados: a Somalia, Liberia y Bosnia.
 
Ambos perdonan cualquier cosa que haga un miembro de su equipo. La derecha pensó que lo del presidente Clinton y Mónica Lewinsky era un escándalo nacional y la izquierda opinó que los conservadores eran unos mojigatos. Entonces acusaron a Arnold Schwarzeneger de haber manoseado a unas mujeres y la izquierda quería ahorcarlo, mientras que la derecha pensaba que era una exageración. La derecha demandó para averiguar quiénes eran los miembros de la comisión de salud pública de Hillary Clinton y la izquierda demandó para conocer los integrantes de la comisión de defensa de Dick Cheney.
 
Esta mentalidad se aplica también a trivialidades. La izquierda estaba horrorizada cuando Cheney le dijo unas malas palabras a un senador demócrata, pero Hillary  Clinton aplaudió cuando Teresa Heinz le dijo algo parecido a un reportero que la fastidiaba.
 
En lo que sí coinciden la derecha y la izquierda es en que ellos saben lo que a usted le conviene y cómo debe vivir su vida. La izquierda quiere aumentar los impuestos porque sabe que gastarán su dinero más inteligentemente que usted. No lo consideran capaz de seleccionar el mejor colegio para sus hijos. Están seguros de manejar sus servicios médicos, su pensión y sus contribuciones caritativas mejor que usted.
 
La derecha quiere censurar la televisión por cable porque usted no es suficientemente inteligente como para decidir lo que su familia debe o no ver. Quiere prohibir las drogas, la pornografía y el juego porque usted no sabe lo que le conviene.
 
La realidad es que el país no está tan polarizado como dicen los analistas. La mayoría de nosotros queremos que el gobierno nos saque la mano del bolsillo y de nuestras decisiones personales. Queremos libertades civiles e impuestos bajos. Y rechazamos tanto a la izquierda como a la derecha cuando sus propuestas y políticas no tienen sentido.  
 
© AIPE
 
Daviz Boaz es vicepresidente del Cato Institute y autor de “Libertarianism: A Primer” (Free Press, 1997).

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