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Diana Molineaux

De la ciencia a la economía

Hace menos de diez años, cuando Bill Clinton era presidente y los demócratas controlaban todo el Congreso, cualquier presupuesto sin déficit parecía un logro hercúleo, era una prueba de la disciplina de los políticos y del vigor de la economía. Ahora que el poder ha cambiado de manos, un superávit de casi 160 mil millones de dólares es criticado como un desastre fiscal.

De esta forma, las proyecciones de superávits masivos para la próxima década que el presidente Bush presentó este miércoles, han generado lamentos entre los demócratas que se rasgan las vestiduras ante la desaparición del "Fondo de la Seguridad Social". En realidad, este "fondo" no existe -ni puede existir. El gobierno federal norteamericano no puede acumular en una caja fuerte ni de ninguna otra forma el dinero necesario para pagar a los jubilados: nada menos que Alan Greenspan, el presidente del Banco Central de EEUU, advirtió del peligro que representaría poner bajo control del gobierno semejante masa de dinero. Además del riesgo de corrupción y los errores frecuentes en la administración pública, sería el primer paso hacia un sistema contrario a la economía de mercado.

En lugar de "cerrar bajo llave" los fondos para la seguridad social, como prometió el candidato demócrata Al Gore el año pasado, lo único que puede hacer el gobierno federal es pagar la deuda acumulada y es eso, precisamente, lo que ha estado y seguirá haciendo en los próximos años.

De momento, el superávit proyectado en 281 mil millones se quedará en 168, una cantidad mucho menor, pero la segunda en la historia del país. Esto ocurre en parte por la desaceleración económica y por los cheques que el gobierno ha empezado a enviar a los contribuyentes para que dispongan de dinero en efectivo y reactiven la economía. Estos cheques, al ser un adelanto de las devoluciones del año que viene, habrán de reflejarse positivamente en el ejercicio del 2002, lo cual será bueno para el partido en el poder a la hora de las elecciones legislativas de noviembre.

En cuanto a Bush, va acumulando capital político con los conservadores al proclamar que le parece fantástico que el gobierno tenga poco dinero, porque eso le impedirá despilfarrar. Tampoco parece muy preocupado por la economía que, según las proyecciones, empezará a recuperarse en unos meses: le conviene tener la recesión ahora y presentarse de nuevo al electorado cuando la economía esté en alza.

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