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Diana Molineaux

Ni una lágrima por el dólar

Mientras los medios informativos europeos llevaban en sus portadas el avance del euro sobre el dólar y algunos lo presentaban como la restauración del honor perdido, los norteamericanos citaban la retirada de los inversores extranjeros ante los escándalos y la debilidad de Wall Street.

Pero mientras la prensa veía señales de desconfianza en la economía de Estados Unidos y presagios de nuevas pérdidas bursátiles, el público pasó el día siguiendo las montañas rusas de las bolsas, que pasaron de perder el 5 al 0.5% en cuestión de una hora.

En los círculos de expertos, había más bien una sensación de alivio. Empezando por la Casa Blanca, que hace ya tiempo escucha peticiones de los exportadores norteamericanos para una bajada del dólar que ahora no tiene que justificar ni defender ante los competidores extranjeros, ante la evidencia de que son precisamente los inversores extranjeros quienes han empujado el dólar hacia abajo.

Lo cierto es que, a pesar de haber ganado frente al dólar un 17% en los últimos meses, el euro todavía está muy lejos de la cotización de 1.16 dólares con que nació el 1 de enero de 1999. También es cierto que no hay motivo de fortaleza en el euro, pues ni la economía europea va tan bien ni la norteamericana va tan mal, así que la fuga del dólar habría de ser temporal, mientras se calman las aguas bursátiles. A no ser de que Washington necesite realmente un impulso exportador, o que el presidente Bush busque más apoyo de sus seguidores, en cuyo caso el euro seguirá subiendo…y Estados Unidos ganando mercados extranjeros.

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