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Diana Molineaux

Obras y palabras

La ministra Ana Palacio basa su confianza en que Estados Unidos no se prepara a invadir el Irak en las repetidas declaraciones del presidente Bush de que no ha tomado aún decisión alguna. La jefa de la diplomacia española, que considera “afortunada” la falta de proyectos militares, cita acertadamente a Bush quien no para de insistir en que no ha decidido si atacar o no el Irak, por muchos planes militares que la prensa divulgue .

Pero junto a las palabras del presidente hay unos hechos que podrían ser inquietantes para quienes se oponen a una invasión iraquí: ¿Con qué fin ha fletado la Marina de Estados Unidos dos barcos para transportar municiones y armas al Mar Rojo? La semana pasada solicitaron un área de 38.000 m2 para transportar helicópteros y municiones y buscaron un segundo barco con 48.000 m2 para tanques y otras piezas de artillería.

Con destino a dos puertos no especificados en el Mar Rojo, el transporte difícilmente indicaría un plan de invasión iraquí, pues ni Arabia Saudí ofrece su país como base ni Yemen está lo bastante cerca. Pero ¿es éste su destino final o seguirán hacia el Golfo Pérsico, donde habría que desplegar a miles de soldados en caso de una invasión? Lo cierto es que el Pentágono tan sólo dispone de una red de bases en la zona, pero no tiene ni ejército ni aliados seguros para atacar Bagdad. Una guerra contra Saddam Hussein requiere muchos meses de preparación, una movilización y despliegues militares masivos y, especialmente, innumerables maniobras políticas para que los aliados europeos y el mundo musulmán la toleren.

Tal vez los barcos sean el principio de este despliegue, pero también podrían ser una baza para convencer a Hussein de que le podrían atacar. Entretanto, la posibilidad de la invasión también ofrece dividendos políticos a Bush, sometido a la intensa presión del “lobby” judío para eliminar al enemigo de Israel que es Saddam Hussein. Son momentos, además, en que la pasión nacionalista ha de favorecer a los candidatos republicanos en las elecciones del próximo noviembre, mucho más cercanas que una lejana e hipotética Segunda Guerra del Golfo Pérsico.

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