Hace unos días me comentaba una señora que a una amiga suya le habían diagnosticado la enfermedad de Stendhal y que estaba muy preocupada, pues al no haberla oído nunca, no sabía si era muy grave. Mi amiga se quedó sorprendida al explicarle que ojalá la juventud sufriera esta patología, por tratarse de una enfermedad que suele ocurrir en las personas intelectuales a las que les gusta el arte en toda su extensión; está reconocida como una enfermedad psicosomática que produce una serie de síntomas como taquicardia, vértigos o alucinaciones cuando una persona está contemplando una obra de arte.
Un escritor francés, Henri-Marie Beyle, que escribía con el seudónimo de Stendhal, fue el primero en sufrir esta patología. Se le presentó al visitar la Basílica de la Santa Cruz en Florencia. Han sido muchísimas personas las que han padecido estos síntomas al pasearse por esa ciudad italiana tan rica en arte y por eso a este síndrome también se le conoce como Síndrome de Florencia. Hoy en día es más frecuente diagnosticarlo y más desde que una doctora italiana especialista en psiquiatría publicó centenares de trabajos sobre él.
Ahora bien, ¿cuál es su tratamiento? Debemos aconsejar a aquellas personas que tienen esta debilidad por el arte que traten de convencerse de que su contemplación nos debe dar más alegrías que tristezas y que debe llenarnos el espíritu de una grandeza enorme.
¿Cómo podríamos enseñarle a la juventud que esto es mejor que las drogas? Mi amiga se quedó tranquila cuando le comenté estos datos y le dije que no pensara en que su amiga podría morir por esta enfermedad.