Las dos últimas encuestas dadas a conocer, el Barómetro Sin Complejos y el sondeo dominical de La Razón, siguen augurando al Partido Popular una magra victoria en las elecciones generales del próximo 20 de diciembre, muy lejos del triunfo arrollador que obtuvo en 2011 e incluso de una mayoría absoluta de mínimos, valga la expresión.
Con esos 135-140 escaños que le atribuyen los encuestas, al Partido Popular de Mariano Rajoy no le salen las cuentas. Necesita unos 40 escaños más para conseguir una mayoría estable. ¿Espera conseguirlos en estos dos meses? Ciertamente, sería una machada, sobre todo si se tiene en cuenta que el presidente del Gobierno suscita un vivo rechazo en buena parte del electorado y, por no atraer, no atrae siquiera a sus propios votantes. Justo lo contrario puede decirse de Albert Rivera, líder de Ciudadanos, que está demostrando que se le da muy bien causar estragos en los caladeros populares.
No parece que Ciudadanos, que viene de cosechar un magnífico resultado en la Cataluña que ha propinado un tremendo varapalo al PP, vaya a desfondarse en tan poco tiempo. Es harto probable que Cs y su carismático líder sean sometidos a fuego graneado por parte del Gobierno y sus alabarderos, pero la credibilidad de éstos está al bajo nivel que se merecen y poco fruto podrán dar sus maniobras, que por otro lado tampoco podrán ser especialmente arteras o miserables, dada la alta probabilidad de que la salvación popular pase indefectiblemente por la formación naranja.
¿Pretende quizá Rajoy seguir en La Moncloa gracias a los nacionalistas vascos y catalanes? Afortunadamente, un apaño de esta ralea semeja poco menos que imposible; no por Rajoy y su PP margallil, sino por el desmadre de las huestes de Mas, Junqueras y compañía, embarcadas en un proceso secesionista que tiene la declarada voluntad de subvertir el sistema y poner fin al régimen del 78, así como por el empuje de Ciudadanos, que está creciendo de manera excepcional precisamente por su nítido rechazo a las componendas con el nacionalismo.
¿Concibe acaso el aún presidente del Gobierno la forja de una Gran Coalición con el PSOE? No parece. Y aún menos parece que esté en ello el líder del PSOE, un Pedro Sánchez más que dispuesto a pactar lo que sea con quien sea con tal de desalojar al PP del poder. Todo un hombre de Estado.
No hay más opciones ni alternativas. Las cuentas no le salen al PP, y no parece que vayan a poder salirle de aquí al 20-D. ¿Va a caer en ello el día 19, o tiene alguna sorpresa capaz de obrar el indiscutible milagro?