Menú
EDITORIAL

Aguirre, contra los complejos del PP

La ofensiva mediática y judicial de los chavistas de Podemos demuestra que, una vez más, Esperanza Aguirre es la que está donde hay que estar.

La presidenta del PP en la Comunidad de Madrid volvió a reclamar ayer a su partido que empiece a dar la batalla de las ideas, terreno dejado ominosamente en manos de una izquierda crecientemente extremista y liberticida.

En estos momentos, la necesidad de salir en defensa de los principios y valores que el votante del PP asume como propios es no sólo una obligación ética, sino una necesidad imperiosa para el partido de Mariano Rajoy, si es que quiere evitar una reedición del batacazo de las elecciones europeas del pasado 25 de mayo. Un batacazo que, por razones obvias, sería mucho más grave en cualquiera de los comicios venideros, en los que está en juego el poder real.

La irrupción del partido de extrema izquierda Podemos en el panorama político abre unas expectativas, incluso a corto plazo, realmente terroríficas para España como democracia liberal con un Estado de Derecho garante de las libertades individuales. Precisamente por eso es imperativo desenmascarar los propósito de esa y otras formaciones terriblemente tóxicas para las libertades sin rehuir el debate público, que es lo que Esperanza Aguirre volvió a reclamar ayer, durante su participación en un acto de la Escuela de Verano del PP.

La cesión a los socialistas de la educación y los medios de comunicación durante décadas ha tenido como consecuencia la preeminencia de las ideas de izquierda en la esfera pública, por más absurdas o peligrosas que sean, como está quedando especialmente claro en los últimos meses. Aguirre no se resigna, pero, a tenor de la escasa o nula reacción de la dirigencia de su partido, parece ser la única que ha entendido las funestas consecuencias que puede tener la consolidación del bolivariano Podemos.

Los actuales dirigentes del Partido Popular consideran que plantar cara al desafío ideológico que plantean formaciones como Podemos no es una tarea urgente, en la creencia típicamente arriolana de que se trata de disputas internas en el ámbito de la izquierda que sólo perjudicarán a su principal rival político. Sin embargo, el que el PSOE resulte severamente dañado, como apuntan algunas encuestas, ni mucho menos se tiene por qué traducir en un reforzamiento de la posición del PP. De hecho, no es en absoluto descartable que el colapso socialista acabara dañando gravemente o incluso sepultando al propio PP.

El riesgo que entraña el acceso de Podemos al poder no se limita a las consecuencias que se derivarían de su estupefaciente programa económico y de sus disparatadas propuestas en otros terrenos. La vocación esencialmente totalitaria de los caudillos de esa formación se ha puesto de manifiesto con la interposición de sendas demandas contra Esperanza Aguirre y el periodista Eduardo Inda por criticar las posiciones de Pablo Iglesias en lo relacionado con ETA.

A imagen y semejanza de lo que sucede en la Venezuela del sanguinario tirano Nicolás Maduro, el caudillo de Podemos pretende decidir qué se puede decir sobre él y sus camaradas, y quién puede tener un medio de comunicación, y en qué condiciones.

Por desgracia, en el Partido Popular son partidarios de hacer lo que más le gusta a Rajoy cuando ha de enfrentarse a cuestiones políticas de calado: nada. De nuevo es la expresidenta madrileña la encargada de espolear a los populares para que planten batalla al fanatismo ultraizquierdista antes de que sea demasiado tarde, no para el PP sino para España. La ofensiva mediática y judicial de los chavistas de Podemos demuestra que, una vez más, Esperanza Aguirre es la que está donde hay que estar.

Temas

En España

    0
    comentarios