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EDITORIAL

Al-Qaeda mata en España y, sobre todo, en Irak

Más de 2.000 personas, entre ellos jefes de Estado y de Gobierno de 15 países y representantes de más de cincuenta, han asistido en Madrid al funeral de Estado por los asesinados en los atentados del 11-M. La Familia Real, especialmente la Reina y la Infanta Cristina, han sido el símbolo del dolor que todos los españoles compartimos con las familias de las víctimas. Pero no nos engañemos. Ese dolor y esas muertes no los ha provocado ningún infortunio ni ninguna causa de la naturaleza. Se trata de asesinatos deliberados por una voluntad genocida que ya ha sacudido en otras ocasiones al mundo occidental al que pertenecemos tanto como traicionamos.
 
Ya se han empezado a detener a algunos cómplices y autores materiales de la matanza, pero no hay que olvidar que la autoría intelectual de esta masacre es una organización terrorista que, como Al-Qaeda, tiene en estos momentos su principal campo de batalla en Irak, un campo de batalla del que el futuro presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero, está dispuesto a retirar nuestras tropas, y eso que a principios de mes Al-Qaeda hizo un atentado en el que murieron unos ciento sesenta iraquíes...
 
Se ha hablado mucho de la manipulación prisaica que acusaba al Gobierno de manipular cuando informó sobre las investigaciones en torno a la autoría de la masacre del 11-M. Pero no se ha hablado de la manipulación mediática previa -mucho más extensa- que hacía para muchos españoles determinante lo que debería ser una irrelevante cuestión a la hora de votar. Ha sido la absoluta ignorancia cuando no desinformación sobre el problema de Irak y del terrorismo islámico el que ha hecho posible creer a los españoles que pueden estar a salvo dependiendo de si son galgos o podencos sus exterminadores. Sadam Husein es un terrorista que ocupaba la jefatura de Estado y que era responsable del exterminio de centenares de miles de iraquíes. Sadam financió y entrenó a organizaciones terroristas que, fuera de las fronteras iraquíes, perpetraron las mismas matanzas que la llevada a cabo en Madrid, las mismas que todavía sacuden Irak y tratan de impedir su transición política.
 
Dicen los manipuladores y responsables de nuestra acobardada opinión pública que todos los sondeos manifiestan el mayoritario rechazo de los españoles a la presencia de tropas aliadas. ¿Por qué no informan a continuación de que el país del mundo -por encima de EEUU- en donde esos sondeos son más favorables a la presencia de esas tropas es precisamente Irak? ¿Por qué silenciaron los medios el respaldo de los socialdemócratas iraquíes a la intervención militar en Irak a la que sólo le han reprochado que no se iniciara antes? Eso sería tanto como admitir que la opinión pública sobre Irak se ha forjado gracias a sus manipulaciones.
 
Sin esas manipulaciones previas o bien si Aznar hubiera sido combatiente con ETA, pero complaciente y permisivo con los terroristas islámicos, podríamos comprender que una u otra autoría del 11-M pueda perjudicar o beneficiar electoralmente a su partido. Pero el Gobierno de Aznar se ha comprometido como ningún otro contra el terrorismo con independencia de sus apellidos.
 
La prensa y los medios de comunicación han llamado tantas veces a los terroristas "resistentes iraquíes" -lo que sería una clara apología del terrorismo en el caso de llamar “resistentes vascos” a los etarras- y han mostrado tanta ceguera primero y tanta infamia después, que muchos españoles -incluidos algunos familiares de las víctimas presentes en el funeral-, en lugar de sentirse orgullosos de la participación de nuestro país contra la barbarie, culpan al Gobierno de la masacre. ¿Puede la estrategia del terror aspirar a mejores resultados? ¿Tuvo alguna vez mayores y más abrumadores apoyos mediáticos?

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