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EDITORIAL

Andalucía: corrupción institucionalizada y 'estabilidad'

Susana Díaz ha demostrado no querer más cambios que los imprescindibles para que todo siga igual. A eso lo denomina “estabilidad”.

Está visto que, con Susana Díaz al frente de la Junta de Andalucía, el sistema corrupto, caciquil y clientelar que el PSOE ha tejido en esa comunidad durante sus más de tres décadas de gobierno no parece correr peligro alguno. No sólo porque esta digna heredera de Chaves y Griñán jamás haya repudiado la gestión de quienes la designaron como sucesora al frente del partido. Lo decimos también porque ella misma ha dado muestras de ser garantía de continuidad de ese régimen envilecido, teniendo en sus listas electorales a gente como Irene Sabalete –recientemente detenida por orden de la juez Alaya– o permitiendo que la Junta, bajo su presidencia, concediera subvenciones e hiciera adjudicaciones tan amañadas y escandalosas como la relacionada con la mina de Aznalcóllar.

Según la resolución de la juez Patricia Fernández, el Gobierno de Susana Díaz adjudicó la explotación minera en un procedimiento plagado de irregularidades, saltándose la ley y "sin observar el más mínimo rigor". Y todo para dejar el yacimiento en manos de Magtel, una empresa con fuertes vínculos con la propia Junta, que le concedió hasta 15 millones en ayudas en cuatro años.

Habrá quien piense que la decisión tomada de Susana Díaz de frenar la adjudicación de la mina hasta que se esclarezca todo es digna de elogio. Sin embargo, esta decisión no es demostrativa de nada, pues se ha tomado una vez se ha destapado el escándalo y los demás partidos han suspendido las negociaciones con el PSOE para la formación de Gobierno. Teniendo presente esto, así como el hecho que el PSOE obtuvo el 60% de los votos en Aznalcóllar, la paralización de la adjudicación de la mina tiene el mismo nulo valor que el cese de la actividad política de Chaves y Griñán una vez se supo que era condición sine qua non de algunos partidos para respaldar la investidura de Díaz.

Hasta la fecha, Susana Díaz ha demostrado no querer más cambios que los imprescindibles para que todo siga igual. Es lo que ella denomina "estabilidad". Es de temer que también lo hagan los partidos que finalmente le brinden apoyo en su investidura.

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