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EDITORIAL

Bildu: de provocación en provocación

Más que reparando el destrozado monolito dedicado a Fernando Múgica, nos conformariamos con que el dirigente de Bildu y alcalde de San Sebastián condenara el asesinato del dirigente socialista y dejara de elogiar como "presos politicos" a sus asesinos

Cuentan que, en tiempos de la dictadura y durante una manifestación ante la embajada inglesa en Madrid, en la que se reclamaba la españolidad de Gibraltar, Serrano Suñer llamó al embajador británico para ofrecerle el envío de más policías, con el fin de proteger el recinto de eventuales actos violentos. Según cuentan, el embajador respondió con un flemático "me conformaría con que no me mandase más manifestantes".

Salvando, lógicamente, las distancias entre los protagonistas, algo parecido se podría responder a la hipócrita oferta del dirigente de Bildu y alcalde de San Sebastián, Juan Karlos Izaguirre de reparar el monolito dedicado al dirigente socialista Fernando Múgica, después de que unos proetarras lo hayan destrozado. Ciertamente, todos nos conformaríamos con que los simpatizantes de ETA no hubieran profanado la memoria de esta víctima del terrorismo, en un acto de barbarie que el hipócrita alcalde de San Sebastián no ha condenado, como no ha condenado ningún asesinato de ETA, incluido el del propio Fernando Múgica. Todos nos conformaríamos con que el alcalde de San Sebastián no elevara a la categoría de "presos políticos" a todos los terroristas encarcelados, entre ellos los asesinos del propio Fernando Múgica.

Respaldando como respaldamos la sentencia del Tribunal Supremo y los informes policiales que denunciaban a Bildu como brazo político de la banda terrorista, la oferta de reparación del monolito hecha por Izaguirre nos parece un acto de hipocresía tan cruel como la invitación que ha cursado a las asociaciones de víctimas para asistir a una recepción dedicada a organizaciones relacionadas con los derechos humanos, entre las que figura, en pie de igualdad, asociaciones de familiares de presos de ETA.

Es perfectamente lógico que tanto Covite como la Fundación Gregorio Ordoñez se hayan negado a asistir, pues esa invitación es una provocación similar a la que Bildu perpetró recientemente invitando a familiares de etarras al balcón municipal de Álava.

Más reciente, y no menos ofensiva para las víctimas, ha sido la solicitud que el alcalde batasuno acaba de hacer a la ministra de Defensa para que retire todos los militares españoles de San Sebastián, provocación que sucede a su empeño por retirar la bandera española o el retrato del Rey del Ayuntamiento de la capital guipuzcoana.

Al fin y al cabo, la burla que, para la ley de partidos, supone la presencia de Bildu en las instituciones no deja de ser uno de los objetivos que ETA ha marcado a su temporal y estratégico "alto el fuego" que también exige para su continuidad mayor celeridad en el acercamiento de presos y en la concesión del tercer grado como "antesala de la amnistía", tal y como se describe en la reciente y silenciada documentación incautada a la banda terrorista. Precisamente, varios medios de comunicación han denunciado estos días que el Gobierno está preparando un masivo acercamiento de presos a cárceles del País Vasco a cambio de que la banda emitiera un comunicado en el que se ocultara el carácter temporal que, como toda tregua, tiene su "alto el fuego", para así generar la ficción de que, por fin. Asistimos a la asunción incondicional e irreversible por parte de ETA de su derrota. No nos extrañaría, pues entre criminales y mentirosos anda el juego. Pero, desde luego, lo que no es de recibo es que Rubalcaba califique de "metedura de pata" con ETA lo que no es más que la denuncia del carácter político de la sentencia del Constitucional que ha vuelto a abrir las puertas de las instituciones a los voceros de la banda. La verdadera metedura de pata no es otra que la de quienes han vuelto a meter a ETA en ayuntamientos y parlamentos.

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