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EDITORIAL

Bono o lo propio de un ministro de ZP

No podemos atribuir, ciertamente, a Bono la originalidad de los irresponsables desatinos del gobierno de Zapatero en materia de Exteriores, pero la verdad es que, como ministro de Defensa, ha sido correa de transmisión y ejecutor de todos ellos

No se le pueden negar al ministro de Defensa, José Bono, sus esfuerzos por mejorar las relaciones con Estados Unidos en la brevísima pero cordial entrevista que ha mantenido en Washington con el secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld. Hay dos cosas, sin embargo, que Bono no puede soslayar. Una, ser miembro del gobierno de Zapatero; y otra, una deficiente preparación en asuntos de Defensa y Política Exterior que, unida a una pulsión personal por el populismo y la demagogia, hace que el ministro termine por no arreglar situaciones que están en su ánimo enderezar. No hay que extrañarse, pues, de que el ministro, tras hablar de las “inmejorables” relaciones que unen a EE UU y España, haya tenido que eludir las preguntas respecto a una posible futura cumbre entre Bush y Zapatero, con un seco “cada uno ha de asumir sus responsabilidades, yo tan sólo me dedico a la Defensa”.
 
No podemos atribuir, ciertamente, a Bono la originalidad de los irresponsables desatinos perpetrados por el gobierno de Zapatero en materia de Exteriores, pero la verdad es que, como ministro de Defensa, ha sido correa de transmisión y ejecutor de todos ellos.
 
Decir, como ha dicho el ministro español en una conferencia en Washington el día antes de entrevistarse con Rumsfeld, que él es partidario de implicar al Ejército en la lucha contra el terrorismo, podría ser bien recibida como una muestra de consciente responsabilidad ante la primera amenaza que acecha al mundo libre. El problema, sin embargo, está en cómo conciliarlo con su otra afirmación de que él, como ministro de Defensa, “prefiero que me maten antes de matar”. ¿Hay que extrañarse, pues, del estupor que esta suicida majadería del ministro español causó entre los asistentes a su conferencia? ¿Estaba pensando Bono en el público que le escuchaba en el Woodrow Wilson Center o en el de Crónicas Marcianas?
 
¿Cree Bono que con afirmaciones tan frívolas como esta va ayudar a que EEUU olvide el hecho de que el gobierno de Zapatero hizo oídos sordos, no ya sus aliados, sino a la propia resolución de la ONU que solicitaba a la comunidad internacional el envío de tropas a Irak para combatir el terrorismo que trataba y trata de abortar su transición democrática?
 
Ahora que la principal preocupación de EEUU es la “escasa proclividad” de Irán a frenar su programa de armamento atómico, unida a los temores a atentados terroristas con bombas nucleares, ¿cómo pretende Bono que las Fuerzas Armadas se impliquen ante esta amenaza en el caso de que el gobierno iraní no renuncia a ella? ¿Lanzando contra las instalaciones nucleares los discursos de Zapatero en torno a la "Alianza de Civilizaciones"?
 
Sin duda, la principal responsabilidad del acercamiento de nuestro gobierno a la Venezuela de Hugo Chávez -principal apoyo del narcoterrorismo colombiano- recae en Rodríguez Zapatero, pero, ¿de ella está excluida Bono, incluso, cuando se le vende armamento?
 
Ciertamente, la política de cesión ante Marruecos es responsabilidad de Zapatero y original y propia de González, pero ¿tampoco se le puede reprochar a Bono, incluso cuando esta pasa por ceder carros de combate a un déspota que, como el Rey de Marruecos, trata de subyugar al pueblo saharahui, crear tensiones con Argelia, sin hablar de sus reivindicaciones sobre Ceuta y Melilla?
 
Bien está que Bono haya elogiado el respeto que los norteamericanos sienten hacia sus símbolos nacionales, pero ¿cree que es suficiente para hacer olvidar el paleto desplante de Zapatero a la bandera americana y las inagotables muestras de antiamericanismo de su gobierno? ¿Lo es para que los españoles olvidemos que los socios de ZP consideran a la española "la bandera del enemigo"?
 
Que el Gobierno del 14-M trate de presentarse internacionalmente como un aliado fiable en la lucha contra el terrorismo es algo que no cuela ni siquiera en el seno de la UE, donde España ha sido, no hace mucho, excluida de acuerdos comunitarios contra la amenaza de ataques de los islamistas. Y eso, por no hablar de la amenaza especifica que para España supone el terrorismo de ETA. Aquí no es ciertamente “indispensable” el papel de las fuerzas Armadas. Lo grave es que Zapatero cree que tampoco lo es el Estado de Derecho.

En España

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