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EDITORIAL

¿Cambiará de rumbo el PP en 2013?

El Gobierno de Rajoy carece de estrategia porque no cree en su proyecto. Así de sencillo. Si creyera en él, no hubiera tomado muchas de sus peores medidas

El Gobierno cierra el año con un altísimo nivel de rechazo popular: en la más reciente encuesta de Sigma Dos, dada a conocer este domingo por el diario El Mundo, nada menos que el 60% de los consultados afirma tener una imagen mala o muy mala del Ejecutivo de Mariano Rajoy. En cuanto a la valoración de los ministros, ninguno obtiene el aprobado; de hecho, salvo Soraya Sáenz de Santamaría, todos obtienen pésimas calificaciones, por debajo del 4. Rajoy ha de conformarse con un raquítico 3,55, muy inferior al 4,28 cosechado por su vicepresidenta (4,28) y al 5,43 que cosechó él mismo el pasado enero.

Si bien gana un punto con respecto a lo consignado en la encuesta llevada a cabo en julio por la misma empresa (35'8 y 36,7%), el PP sigue muy lejos del porcentaje de voto que consiguió en las elecciones generales de noviembre de 2011 (44'6%). Significativamente, los réditos de este desgaste fenomenal del partido gobernante no los está recogiendo el PSOE, tan culpable de la pavorosa situación que enfrentamos, sino IU y UPyD. El crecimiento de este último partido puede ser una buena noticia, dada su vocación regeneracionista y su afán por pescar en los caladeros liberal-conservadores y progresistas: ojalá consiga poner nerviosos a populares y socialistas, hacerlos reflexionar. En cambio, el auge de la extrema izquierda es una pésima noticia: lo único que le faltaba a España era cebar las expectativas de sujetos como el descalificable Cayo Lara.

Era inevitable que el Partido Popular pagara la crisis en los sondeos. Pero sólo hasta cierto punto. Y es que el PP está ganándose su impopularidad a pulso, con sus vaivenes, sus promesas incumplidas, sus improvisaciones, sus silencios, sus zigzagueos. El Gobierno de Rajoy tiene un problema de comunicación, sí, pero éste a su vez es consecuencia de un problema de mucho mayor calado: el Gobierno de Rajoy carece de estrategia porque no cree en su proyecto. Así de sencillo. Si creyera en él, no hubiera tomado muchas de sus peores medidas, las más intervencionistas, las más lesivas para las libertades de los españoles, las que más han desagradado a tantos de sus votantes. Las más contraproducentes.

En noviembre de 2011 España votó por un cambio sustancial, no por una versión remozada de la ruinosa socialdemocracia paternalista y dispendiosa que le infligió Zapatero por espacio de ocho años. Ojalá repare en ello el PP y rectifique. Por su bien y por el de toda España.

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