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EDITORIAL

Castro se crece ante la inoperancia europea

La política de Zapatero con Cuba no sólo no va a conseguir que el castrismo termine, sino que lo está fortaleciendo y haciéndole recobrar una legitimidad de la que carecía

Han sido necesarios 46 años para que un puñado de luchadores por la libertad convocase una asamblea democrática en La Habana. Ha hecho falta mucho coraje y un extra de valentía para plantar cara a la tiranía en la ciudad que alberga su despótico gobierno desde hace casi medio siglo, pero al fin, los disidentes del castrismo han podido reunirse en Cuba en la I Asamblea para la promoción de la Sociedad Civil. La ejemplar iniciativa ha venido de una variopinta amalgama de organizaciones opositoras al régimen lideradas por Martha Beatriz Roque, economista cubana condenada a 20 años de prisión y que se encuentra actualmente en arresto domiciliario única y exclusivamente por expresar sus ideas en público.
 
A pesar de que era la primera vez que se daba una reunión de estas características en La Habana y que, sólo por eso, debería haber concitado mucha más atención de la que se le ha prestado desde España, ha sido la dictadura castrista la que se ha encargado de publicitar a lo largo de todo el mundo una convocatoria histórica ignorada por los principales medios de comunicación occidentales. La presencia española era testimonial, apenas formada por un par de ex senadoras del Partido Popular y un diputado de Convergencia y Unión. Del resto de la Unión Europea han hecho acto de presencia en la isla algunos políticos interesados en la situación de cuba y unos cuantos periodistas. La lógica de matón de barrio, tan propia del régimen castrista, se ha puesto entonces a funcionar y unos 15 extranjeros han sido detenidos y expulsados de inmediato del país. De los españoles los tres, las dos populares y el convergente, han sido devueltos a España previa retención de pasaportes y sin aviso previo a la embajada. El diputado alemán Arnold Vaatz y el senador checo Karen Schwarzenberger no han corrido mejor suerte y se han visto obligados a regresar a Europa mucho antes de lo que tenían previsto.
 
Hacía tiempo que Castro no se atrevía a tanto y menos aún con europeos. De todos es sabido que el dictador reserva lo mejor de su repertorio para los norteamericanos y suele jugar al gato y al ratón con la Unión Europea, poli bueno del capitalismo en el imaginario castrista, y potencia que nunca hasta la represión de 2003 había tenido una política cubana coherente. La política de distensión y diálogo inaugurada por Zapatero recoge así su primer y amargo fruto. El diputado alemán de la CDU expulsado ayer lo expresaba de un modo inequívoco: la recién estrenada política cubana de los socialistas españoles incrementa “el grado de terror y arbitrariedad del régimen”. Si a una tiranía liberticida que ha convertido el país en una finca de su propiedad se le tiende la mano lo normal es que se coja el brazo entero. Castro no sabe de diálogo, no ha sabido nunca de eso y las esperanzas que, ingenuamente, depositan los socialistas en una transición a la democracia pilotada por los comunistas son un brindis al sol.
 
Fidel Castro quiere seguir mandando como lo ha hecho, de manera omnímoda, desde que se hiciese con el poder en 1959. Quiere permanecer en su magistratura vitalicia hasta su último suspiro. Quiere, en definitiva, seguir esclavizando a los cubanos hasta el día en que se muera. Esa es la realidad, el resto es una ilusión muniquesa de político cobarde cuando no, directamente, una grave negligencia o una complicidad tácita con una dictadura inaceptable. De Zapatero muchos pensaban lo primero. Pensaban que el nihilismo que inspira su política exterior le había llevado a pedir a Bruselas otra oportunidad para Castro. Ayer tuvieron oportunidad de comprobar que no es así. La política de Zapatero con Cuba no sólo no va a conseguir que el castrismo termine, sino que lo está fortaleciendo y haciéndole recobrar una legitimidad de la que carecía. Por de pronto el presidente nos debe, una vez más, una explicación y la respuesta a una sencilla pregunta: ¿Por qué los representantes del PP son detenidos en Cuba por ir a apoyar a los demócratas mientras los del PSOE se pasean del brazo con los líderes de la dictadura?

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