Menú
EDITORIAL

Cataluña: los golpistas abusan de los menores

Usar a los niños como escudos y exponerlos a un peligro cierto es la más execrable de la ya larga lista de actuaciones aberrantes de los golpistas separatistas.

Todas las dictaduras y todos los totalitarismos del siglo XX y lo que llevamos del XXI han tenido en los niños uno de sus objetivos prioritarios, tanto para el adoctrinamiento como para la propaganda. Lo hicieron Hitler y Stalin, lo hace el castrismo tanto en su versión original como en la bolivariana, y también lo hizo el franquismo: aún hay muchos españoles que recuerdan las clases de Formación del Espíritu Nacional, y basta con repasar un par de nodos para encontrarse con imágenes de menores usados como escaparate de las supuestas bondades del régimen.

El nacionalismo catalán lleva al menos tres décadas usando todos los recursos de la enseñanza pública para hacer país, es decir, para crear súbditos de la nación catalana en lugar de ciudadanos capaces de construirse un criterio propio.

La responsabilidad del sistema educativo en la generación de una sociedad dividida y en buena parte enferma de odio y radicalismo es gravísima, y en el futuro quedará como una operación intoxicadora especialmente ominosa. La Historia dictará, sin duda, un juicio severísimo al respecto.

La presencia de niños en actos políticos ha crecido con la locura del procés, y cada vez es más habitual verlos en manifestaciones y demostraciones de todo tipo. Pero en estos días aciagos de golpe de Estado el nacionalismo catalán está batiendo sus propias marcas y alcanzando unos registros al alcance de muy pocos, como, por ejemplo, los terroristas islamistas de Hamás.

Hay que tener un grado de fanatismo desmedido para organizar, como se está haciendo en Cataluña, la presencia masiva de menores en lugares en los que es previsible que haya altercados de orden público este domingo, sólo para hacer más difícil la labor de las fuerzas de seguridad y, con suerte, lograr alguna imagen de impacto propagandístico en el mundo entero.

El trato a la infancia es, sin duda, uno de los factores que dan la medida del estado moral de una sociedad. Ese trato debe descansar en la protección de aquellos que son más débiles física y mentalmente, para garantizar su desarrollo pleno. Usar a los niños como escudos y exponerlos a un peligro cierto en aras de un proyecto cainita y liberticida es, sin duda, la más execrable de la ya larga lista de actuaciones aberrantes de los golpistas separatistas, que tienen la desvergüenza de presentarse como adalides de la democracia.

Temas

En España

    0
    comentarios