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EDITORIAL

Cataluña y el bochornoso desconcierto del PSOE

Lo peor sería que el PSOE arrastrase en su descomposición a España, cuya Constitución y Estado de Derecho ya son, cierta y lamentablemente, residuales en Cataluña.

Antes de reunirse con Pablo Iglesias para buscar una "agenda común" para "desmantelar" las políticas del PP, sería conveniente que Pedro Sánchez se reuniera con sus compañeros de partido para perfilar la política del PSOE ante una cuestión tan grave como el asalto al Estado de Derecho que los secesionistas catalanes pretender perpetrar el 1 de octubre.

Ya resultó surrealista ver este lunes al portavoz Óscar Puente garantizar solemnemente que ningún municipio gobernado por los socialistas brindará apoyo a la organización de la ilegal consulta secesionista al tiempo que no consideraba reprochable que algunos ediles o alcaldes socialistas, como el de Blanes, Miquel Lupiáñez, participaran en ella. El esperpento, sin embargo, ha ido a más este martes, cuando prácticamente a la misma hora en que el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, afirmaba: "No comparto que ningún cargo político pueda hacer alguna acción pública reducida al ámbito personal", en alusión a la estupefaciente intención del regidor catalán de votar el 1 de octubre pero impedir que la consulta ilegal se celebre en dependencias municipales, el mismísimo Pedro Sánchez manifestaba: "Una cosa es lo que haga como ciudadano el 1 de octubre Miguel Lupiáñez y otra lo que haga como alcalde de Blanes".

¿En qué quedamos? La anunciada participación de Lupiáñez, y la de otros ediles socialistas en otros siete municipios catalanes, en la consulta ilegal, ¿es una "inmoralidad" o una "hipocresía", tal y como ha apuntado el secretario de Organización del PSOE, o resulta algo perfectamente compatible y asumible por el partido, habida cuenta de que lo harán a "titulo personal", tal y como parece considerarlo su propio secretario general?

La incoherencia y el desconcierto del PSOE deben tener un límite. Y eso, por no hablar de las ominosas declaraciones del andaluz Lupiáñez en las que afirmaba que en Cataluña "hay valores" que se viven de una manera diferente al resto de España, "igual que ocurre en Dinamarca respecto al Magreb". ¿También esto es de recibo para el PSOE por el hecho de que Lupiáñez lo pudiera haber declarado a "titulo personal"?

Esta visto que el liderazgo de Pedro Sánchez, lejos de servir para rehacer un proyecto socialista común para toda España, esta sirviendo para sumir al PSOE en un desconcierto todavía mayor. Lo peor es que su propio desbarajuste interno lo pretende trasladar a España, desde el momento en que ha pasado a considerarla un "Estado plurinacional" sin siquiera terminar de inventarse el número y el nombre de las supuestas naciones que lo integran.

Así las cosas, el PSOE, lejos de ser parte de la solución a la crisis que nos aqueja como nación y Estado de Derecho, forma parte decisiva del problema. La obsesión por aproximarse a formaciones partidarias de que las regiones españolas ejerzan el mal llamado derecho de autodeterminación, tal y como es el caso de Podemos, o abiertamente secesionistas, sin las cuales tampoco podría desbancar al Partido Popular, puede terminar de dar la puntilla a un PSOE que bajo el liderazgo de Sánchez ha cosechado los peores resultados de su historia.

Lo peor sería que el PSOE arrastrase en su descomposición a España, cuya Constitución y Estado de Derecho ya son, cierta y lamentablemente, residuales en Cataluña.

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