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EDITORIAL

Cataluña y la "singularidad" de Susana Díaz

En el PP impera la cobardía a la hora de denunciar el apaciguamiento ante los secesionistas.

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, ha querido desmarcarse este miércoles de la propuesta del secretario general de su partido de llevar a cabo una reforma constitucional que refleje la "singularidad" de Cataluña. Tras decir que "habrá que preguntar a Pedro Sánchez de qué habla" cuando se refiere a dichas singularidades, Susana Díaz ha advertido de que ninguna de ellas pueden constituir "privilegios".

Aunque haya comentado que "siempre hay margen para la negociación y para el acuerdo para el diseño de un país moderno, en el que todos nos sintamos cómodos", la presidenta andaluza ha querido dejar claro que lo que están planteando Artur Mas y la candidatura de Juntos por el Sí "no es eso", sino "romper España". "Mas está diciendo que él va a forzar al Estado a negociar el día después", ha apuntado Díaz, quien ha añadido: "A negociar el qué, ¿la independencia? Pues que diga la verdad y no mienta y diga con quién va a negociar eso, si con Mariano Rajoy o con Pedro Sánchez".

Es cierto que, junto a estas consideraciones y una razonable petición a Rajoy para que convoque a todos los presidentes autonómicos para ver "qué vamos a hacer no sólo tras el 27 de septiembre, sino también en el futuro inmediato", Díaz ha hecho otras valoraciones no tan dignas de elogio. Por ejemplo, la referida a la "recentralización de competencias" que, según ella, se está dando en este momento, o su coincidencia con el Gobierno vasco en su petición de revisión del Estado de las Autonomías. Otro tanto se podría decir de su disparatada afirmación de que es "evidente" que en estos años se ha atacado a la cultura y la lengua catalanas.

Lo de la "recentralización de competencias" es una clamorosa y constatable falsedad que sólo viene a ocultar el hecho de que España se ha convertido en uno de los países más descentralizados del mundo. Naturalmente que este sobredimensionado y mal diseñado modelo autonómico –factor decisivo en la desvertebración de España como nación y como Estado de Derecho– hay que reformarlo; pero en la dirección opuesta a la que reclama el Gobierno nacionalista vasco. Por lo que hace a la lengua y la cultura en Cataluña, los agresores son los nacionalistas que impiden la enseñanza en castellano –lengua hablada por todos los catalanes, y la más usada por la mayoría de ellos– y adoctrinan en el odio a España.

Con todo, el público desmarque de Susana Díaz respecto de Pedro Sánchez en lo que a la singularidad de Cataluña se refiere es digno de elogio y, sobre todo, ofrece un positivo contraste con el cobarde silencio que mantienen en las filas del PP ante propuestas semejantes provenientes de relevantes figuras populares. Fue el partido de Rajoy en Cataluña el que, en enero de 2013, planteó un "nuevo y singular modelo de financiación" para el Principado que, basado en una Hacienda propia, chocaba frontalmente con el régimen autonómico común. Fue un ministro de Rajoy, Rafael Catalá Polo, el que, en septiembre de 2014, planteaba una reforma constitucional para dar encaje a "la singularidad catalana". Y ha sido otro ministro de Rajoy, José Manuel García-Maragallo, el que, hace unos días, ha propuesto una reforma de la Carta Magna para "encajar el hecho catalán" (sic) en "la realidad hispánica"(sic).

Es probable que estas propuestas causen en las filas del PP un malestar semejante al que le puedan causar a Susana Díaz las de Sánchez. La diferencia está en que nadie en el PP se atreve a manifestarlo si no es desde el anonimato.

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