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EDITORIAL

Chantaje etarra, otra vez

Si se cede al infame chantaje de un asesino que arrastra 11 atentados y 25 muertos podremos asegurar sin miedo a equivocarnos que la Justicia en España ha dejado de serlo y que el Estado de Derecho es una simple ficción con la que el Gobierno de Zapatero

Si todo permanece como hasta ahora, la sección primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional comunicará hoy a Juan Ignacio de Juana Chaos una condena de doce años y medio de prisión como autor de un delito de amenazas terroristas, con la agravante de reincidencia, dirigidas contra cinco responsables de prisiones en dos artículos que el preso etarra publicó en el diario abertzale Gara durante 2004. Precisamos que esto sucederá hoy condicionándolo a que nada cambie en tan sólo una horas porque el reo ha decidido ponerse de nuevo en "huelga" de hambre para torcer el brazo del Gobierno, que, en la España de Zapatero es lo mismo –o casi lo mismo– que torcérselo al tribunal de Justicia.

Para un matarife despiadado como De Juana Chaos esto de la huelga es casi la única salida, por chusca que sea, que le queda para burlar o suavizar su más que merecida condena. El problema, y esta vez no es suyo sino nuestro, es que la pantomima termina colando y al final la Fiscalía se ablanda. Lo comprobamos hace unos días con la vergonzosa rebaja de condena que el fiscal dejó en 12 míseros años los que, hasta ese momento, eran 96. Si entonces se transigió, ¿por qué no iba a hacerlo ahora la judicatura española?

Poco ha importado que la huelga de De Juana haya sido un fraude monumental, una simple dieta hipocalórica en el curso de la cual el etarra se permitía hasta hacer flexiones en su celda para pasmo y sorpresa de los funcionarios de prisiones que asistían a su peculiar modo de entender una huelga de hambre. Eso no lo tuvo en cuenta el fiscal a pesar de que se le advirtió del engaño con suficiente tiempo. Si con la ETA ahora todo son facilidades y buenas formas, no iba a ser menos con sus más conspicuos y repugnantes asesinos. De Juana Chaos es uno de ellos. Por sus crímenes merece la prisión de por vida y, como corresponde a un ser humano de su especie, no ha hecho intención alguna de reinsertarse en la sociedad. De pedir perdón por sus crímenes mejor ni hablar, sólo recordar que de su pluma salió aquel abominable "Me encanta ver las caras desencajadas de los familiares en los funerales".

Si se cede al infame chantaje de un asesino que arrastra 11 atentados y 25 muertos podremos asegurar sin miedo a equivocarnos que la Justicia en España ha dejado de serlo y que el Estado de Derecho es una simple ficción con la que el Gobierno de Zapatero juega a su antojo. Es en estas ocasiones donde jueces y fiscales se juegan su credibilidad ante los ciudadanos y donde justifican su labor como tercer poder.

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