En cierto modo, sería un alivio que realmente la Educación para la ciudadanía fuera tan importante para nuestros socialistas como las Matemáticas o la Historia, según ha declarado la ministra Cabrera. Eso significaría que los estudiantes saldrían de colegios e institutos ignorando por completo todo lo que se refiera al temario que tanto entusiasma a nuestros progres. Desgraciadamente, y por más que la ministra de Educación diga no entenderlo, cuando lo comprende muy bien, la preocupación se debe precisamente a que sabemos que para los socialistas esta asignatura es mucho más importante que todas las demás.
Se equivocan quienes comparan Educación para la progresía con la vieja asignatura franquista de Formación del Espíritu Nacional, por más que ambas fueran un intento de lavar el cerebro a los niños. Aquella materia la impartían profesores que no creían en ella ni les entusiasmaba. En cambio, el vigor demostrado por quienes apoyan la nueva asignatura garantiza que en buena parte de los centros españoles el adoctrinamiento será intenso. Podrán no saberse las cuatro reglas ni tener ni idea de quién descubrió América, pero no les quepa duda de que sabrán que todo lo malo que sucede es culpa de la derecha, que sólo piensa en sí misma y no es solidaria ni tolerante.
Los estudiantes podrán pasar de curso sin aprobar ni esforzarse, pero según la ministra y la vicepresidenta tendrán que cursar Educación para la ciudadanía, tendrán que someterse al lavado de cerebro, si quieren recibir un título. Ninguna otra asignatura exige tanto. Tampoco Historia ni Matemáticas. Así que no intenten vendernos la burra.
