Ahora Madrid, el conglomerado de izquierda liberticida que controla el partido neocomunista Podemos, no ha podido tener peor entrada en la arena política: con sus simpatizantes acosando a representantes de la ciudadanía el día de la toma de posesión de Manuela Carmena como alcaldesa de la capital y las redes sociales echando humo a cuenta de tuits repugnantes de varios de sus concejales.
En 2013, Pablo Soto perpetró unos comentarios en los que se hablaba de "torturar y matar a Gallardón" y de darle uso a la guillotina. Ese mismo año, Jorge García Castaño animó a sus "compañeras" a "empalar" a Toni Cantó. En cuanto al ágrafo Guillermo Zapata, a lo largo de los años ha evacuado tuits en los que se hace mofa del Holocausto, del atentado que mutiló a Irene Villa y del asesinato de Marta del Castillo, por poner tres ejemplos especialmente sangrantes. Este sujeto es el que pretende dirigir la vida cultural capitalina.
Soto, García Castaño y Zapata, lejos de "devolver la dignidad" a la vida política de Madrid, como sin vergüenza proclama Pablo Iglesias que va a hacer su organización títere, la empuercan. No merecen ser representantes de los madrileños un solo segundo.
¿Qué hará Manuela Carmena, que se impuso como misión "devolver la democracia"a la capital, con estos concejales indignos? Es un asunto tan complejo que la flamante alcaldesa necesita "meditar" al respecto.
¿Y el PSOE? ¿Sigue considerando "cien veces justificable" haber entregado el Gobierno de Madrid a esta gente que es lo que parece?