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EDITORIAL

Cumplimiento íntegro para todos

Las principales fuerzas políticas, incluidas las que se opusieron en su día al cumplimiento íntegro de las penas, han de hacer frente común para que de Juana Chaos siga donde ha estado los últimos 18 años

“Me encanta ver las caras de los familiares desencajadas en los funerales. Aquí, en la cárcel, sus lloros son nuestras sonrisas y acabamos a carcajada limpia. Esta última acción de Sevilla ha sido perfecta; con ella ya he comido para todo el mes”. De este modo tan descarnado, cruel e inhumano recibió en prisión José Ignacio de Juana Chaos los atentados cometidos en Sevilla por la banda asesina ETA hace siete años. José Ignacio de Juana Chaos –uno de los peores sicarios que haya parido jamás esa infame máquina de matar nacida y criada al calor del nacionalismo vasco–, a pesar de que sigue siendo el mismo y de que ha cumplido tan sólo 18 de los 2.995 años de cárcel a los que fue condenado, puede muy pronto volver a pisar la calle.
 
Con 11 atentados y 25 muertos a sus espaldas y sin haberse reinsertado de ninguna de las maneras de Juana Chaos no puede, no debe ser excarcelado. Sería un insulto en la cara a todos los españoles que llevamos más de tres décadas padeciendo la lacra terrorista y una puñalada a los familiares de esas 25 personas, con nombre y apellidos, cuya vida segó sin el menor miramiento y cegado por el odio fanático. El Código Penal que le fue aplicado en el momento de su juicio, allá por 1989, está más que superado por lo que no vale como argumento para justificar su excarcelación.
 
Hace casi dos años, fruto de un clamor popular que se arrastraba desde hacía lustros, los dos principales partidos políticos acordaron aprobar el cumplimiento íntegro de las penas para los terroristas. Así quedó plasmado entonces y la sociedad española respiró aliviada. Criminales sanguinarios, cuyo propósito de enmienda en prisión es nulo, no pueden beneficiarse de las redenciones de penas que la legislación ofrece a los delincuentes que, de buena fe, optan por acogerse a ellas. Si la Ley lo da por bueno es que la Ley está mal y requiere reforma urgente. No hay ninguna diferencia entre el asesino de Joseba Pagazaurtundua y el de Gregorio Ordóñez. Ambos purgan del mismo modo sus penas en prisión y ambos han de recibir el mismo trato respecto al cumplimiento de las mismas. Si no es así es que la Ley, el Código Penal, se está burlando de ciertas víctimas, de las que tuvieron la desgracia de ser asesinadas antes de 2003. Eso es, sencillamente, intolerable.
 
Se impone más que nunca, ahora que la Nación vive el mayor embate secesionista de su historia reciente, un consenso ejemplar. Las principales fuerzas políticas, incluidas las que se opusieron en su día al cumplimiento íntegro de las penas, han de hacer frente común para que de Juana Chaos siga donde ha estado los últimos 18 años. No tiene mucho sentido que, tras los éxitos en la lucha antiterrorista de los últimos años, se reactive la banda asesina con cuadros extraídos de sus tiempos más negros. De nada sirve que las fuerzas de seguridad detengan una cúpula etarra tras otra en fabulosas operaciones policiales para que, por la puerta trasera, queden libres verdugos de la peor calaña. Porque de Juana Chaos sólo es el aperitivo de toda una hornada de asesinos que puede, en muy poco tiempo, recobrar la libertad. Parte del mortífero Comando Madrid de los ochenta con Antonio Troitiño a la cabeza puede salir de la cárcel en un periodo de tiempo muy corto, en apenas dos años. Otro tanto puede suceder con el letal Comando Barcelona, el de la matanza de Hipercor del ‘87. Algunos de sus más distinguidos miembros como Josefa Ernaga, podrían ser excarcelados en un plazo parecido.
 
¿Merece la excarcelación una de las peores camadas de terroristas de la historia? Definitivamente no. No han cumplido sus condenas íntegras, no se han reinsertado, no han reparado a las víctimas y, vistos sus antecedentes en prisión, todo lo que cabe pensar es que van a volver a asesinar. Sería un error inmenso quedarse de brazos cruzados ante semejante disparate que, además, podríamos llegar a pagar muy caro, mucho más de lo que algunos políticos oportunistas se imaginan.

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