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EDITORIAL

Del Olmo engañado, otra vez

Es el suma y sigue de una investigación en la que la sorpresa está a la orden del día, y no precisamente porque el juez o la policía se esmeren en ella

Otra semana, otro engaño. En el capítulo 30 de los "Enigmas del 11-M", el colaborador de Libertad Digital, Luis del Pino, nos alumbra con una nueva historia que nos resulta demasiado familiar: la de los engaños y falsedades que rodean a todo lo relacionado con la investigación policial del 11-M. Esta vez se trata de las tarjetas telefónicas compradas en el locutorio que, en el barrio de Lavapiés, regentaba el marroquí Jamal Zougam.

Según se desprende de las indagaciones llevadas a cabo por Luis del Pino, de las tarjetas relacionadas con la de la mochila de Vallecas sólo hay dos cuyos propietarios permanecen con vida, el resto murieron supuestamente suicidados en el piso de Leganés. Lo curioso es que la Policía no ha interrogado a estas dos personas. No lo ha hecho porque, en lugar de comunicar a Del Olmo este particular, se lo ha ocultado, asignando la propiedad de las tarjetas a Jamal Ahmidam, "El Chino". La razón, evidentemente, se desconoce, pero el engaño está ahí para quien quiera verlo.

Es el suma y sigue de una investigación en la que la sorpresa está a la orden del día, y no precisamente porque el juez o la Policía se esmeren en ella. Como en casos anteriores, léase informe falsificado o cualquiera de los enigmas desvelados por Libertad Digital y El Mundo, son los periodistas y la propia sociedad civil la que está tirando del carro. Para mérito de ésta y demérito de aquellos cuya misión es proteger y servir a la sociedad. Motivos para desconfiar de su versión de los hechos hay ya unos cuantos; motivos para seguir investigando, muchos más.

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