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EDITORIAL

"Derrotar a ETA": suena bien, pero es mentira

Si el compromiso del ministro-candidato fuera sincero, y “el espíritu del Gobierno” fuese, en efecto, “derrotar a ETA”, el PP podría anunciar mañana mismo su apoyo incondicional a la política anti-terrorista de Zapatero

Por primera vez en casi tres años de mandato, un miembro del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha hablado de “derrotar a ETA”. Ha sido el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, quien, en una de sus excursiones de fin de semana a Canarias para hacerse campaña como candidato socialista a la Presidencia autonómica, ha roto uno de los tabúes más contumaces de la política de apaciguamiento aplicada por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. El ministro ha asegurado en una emisora local que “el espíritu que anima al Gobierno es el de derrotar a ETA”.
 
Hasta hoy, tanto el presidente como sus ministros y los dirigentes del PSOE han evitado cuidadosamente identificar el fin del terrorismo con su derrota. No cuentan los melodramáticos golpes de pecho del ex ministro José Bono por la firmeza del Estado ante ETA. Nunca ha sido una voz autorizada en el partido de Zapatero, Blanco y Pachi López; más bien, una cuota excéntrica con la que guardar las formas de un partido nacional y moderado, mientras se desmonta el legado de la Transición y se desguaza la nación para los nacionalistas. Ni siquiera el mismo Bono ha dado nunca el paso de hablar menos y trabajar más por frenar la negociación con los terroristas, que tanto dice repudiar. Por eso, las declaraciones del ministro de Justicia cobran un significado más relevante.
 
Si alguien ha colaborado de manera entusiasta en que el Estado deponga sus armas contra el terrorismo, ése alguien es López Aguilar. Desde la designación de Cándido Conde-Pumpido como el fiscal general el Estado más gubernamental, partidista y útil a los intereses etarras de toda la etapa constitucional, hasta la sucia destitución de Eduardo Fungairiño como fiscal jefe de la Audiencia Nacional, por no mencionar las recientes declaraciones del propio ministro criticando la decisión judicial de mantener en prisión a Ignacio de Juana Chaos, el hecho es que López Aguilar ha sido uno de los actores más serviciales con los que ha contado el llamado “proceso de paz”.
 
Si el Gobierno ha proscrito la idea de “derrotar a ETA” ha sido, en buena medida, gracias al abyecto y eficaz sometimiento de la Fiscalía a los intereses de Rodríguez Zapatero, coincidentes con los de ETA en que tanto el político socialista como los asesinos han puesto cada uno su supervivencia en manos del otro. No parece que la invocación de la “derrota de ETA” sea mucho más que un gesto electoralista del ministro-candidato, para consumo interno del electorado ultraperiférico al que le pedirá el voto. Lo que demuestra, por otra parte, que el PSOE conoce perfectamente lo que piensa la Opinión Pública sobre el final de ETA y sabe qué clase de mensajes debe dirigir al electorado si quiere recuperar la sintonía con él.
 
Los hechos del Gobierno y el Partido a los que pertenece López Aguilar desmienten tozudamente su repentino ataque de firmeza. El PSOE ha sido capaz de romper la unidad con el PP en materia anti-terrorista, sólo por no tener que comprometerse a derrotar a ETA, una meta inaceptable para la continuidad de la negociación en la que Rodríguez Zapatero se juega su poder presente y futuro. La sola iniciativa del PP de rehabilitar el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, cuya esencia es la conjura de los demócratas para derrotar a ETA, ha provocado una de las operaciones de frentismo político contra un partido, el PP, más anti-democráticas e indecentes que se recuerdan.
 
Si el compromiso del ministro-candidato fuera sincero, y “el espíritu del Gobierno” fuese, en efecto, “derrotar a ETA”, el PP podría anunciar mañana mismo su apoyo incondicional a la política anti-terrorista de Zapatero. Cesaría la ambigüedad y la especulación sobre la “paz”, que pasaría a tener un significado muy concreto y fácilmente identificable por todos: vencer al Mal para preservar la Libertad.
 
“Derrotar a ETA” implicaría que la banda asesina “no tendrá nunca ninguna oportunidad de salirse con la suya” ­[en palabras del propio ministro para su audiencia local] y la negociación se desmoronaría como un castillo de arena. “Derrotar a ETA” es lo único que el PP le ha pedido a Zapatero que diga para estar junto al Gobierno y darle todo su apoyo en este crucial desafío. ¿Es creíble que López Aguilar hable en nombre del Gobierno cuando habla de “derrotar a ETA? El PP tiene una ocasión de preguntárselo antes de que lo destituyan para desautorizarle o le desautoricen para poder destituirlo y enviarlo, de una vez por todas, a su cruzada ultraperiférica.
 

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