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EDITORIAL

Determinación en Afganistán

Obama deberá pues mantener esa determinación a lo largo del tiempo y conseguir mayor apoyo de sus aliados de la OTAN para ganar una guerra en la que no sólo está en juego el porvenir del pueblo afgano sino también la seguridad del mundo libre.

Tras unos meses de aparentes dudas respecto al cumplimiento de su promesa electoral de centrar los esfuerzos militares en Afganistán tras la relativa pacificación obtenida en Irak, el presidente estadounidense Barack Obama acaba de anunciar el envío de 30.000 soldados más al país asiático para hacer frente al auge talibán. Las nuevas tropas llegarán a lo largo de los próximos seis meses, lo que dejará unos 100.000 soldados sobre el terreno el próximo mes de mayo. De esta forma, Obama prácticamente va a triplicar el despliegue que heredó de Bush, unos 38.000, habida cuenta de que estos soldados se suman a los 17.000 que ya fueron enviados esta primavera y a los 4.000 que posteriormente se desplazaron para adiestrar a las tropas locales.

Según han filtrado fuentes oficiales, los planes de Obama incluyen además un plazo de tres años para la salida de las tropas, trascurrido el cual se cedería el control a las fuerzas afganas. Aunque consideremos que la salida de las tropas deba estar determinada, no por ningún plazo fijado de antemano, sino por el grado de pacificación obtenido, qué duda de cabe que la determinación que Obama manifiesta con su anuncio es una buena noticia para todos aquellos que quieren una transición lo más responsable y rápida posible de la seguridad del pueblo afgano a sus fuerzas nacionales.

Aunque todos deseemos que ese plazo sea suficiente, no hay que olvidar que Al Qaeda y sus aliados extremistas no dan la batalla por perdida y que, a día de hoy, Afganistan vive una auténtica guerra. Obama deberá pues mantener esa determinación a lo largo del tiempo y conseguir mayor apoyo de sus aliados de la OTAN para ganar una guerra en la que no sólo está en juego el porvenir del pueblo afgano sino también la seguridad del mundo libre. Obama ya ha previsto, en este sentido, una ronda de contactos con los aliados, en las que por ahora está excluido el Gobierno español, si bien este ya ha anunciado su disposición favorable a un nuevo envío de tropas.

Este anuncio de Obama, en cualquier caso, sirve también para romper alguno de los estereotipos que interesadamente se habían hecho sobre él y que prácticamente lo presentaban como un nuevo profeta de la Alianza de Civilización, algo así como una versión americana de José Luis Rodríguez Zapatero. Con todos sus defectos, el nuevo presidente norteamericano está demostrando que no es así, al tiempo que la guerra en Afganistán esta demostrando el hipócrita discurso de Zapatero.

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