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EDITORIAL

Diecinueve años después

Hoy, hay vascos nacidos en ese siniestro año 97 que no saben quién fue Miguel Ángel Blanco. Todos saben, en cambio, quién es Arnaldo Otegi, uno de los referentes de Pablo Iglesias.

Hoy, hay vascos nacidos en ese siniestro año 97 que no saben quién fue Miguel Ángel Blanco. Todos saben, en cambio, quién es Arnaldo Otegi, uno de los referentes de Pablo Iglesias.

Se cumplen estos días 19 años del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco Garrido, el joven concejal popular de la localidad vizcaína de Ermua sobre el que la organización terrorista nacionalista ETA descargó su vesania criminal tras la liberación del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, al que su torturador, Josu Uribetxebarria Bolinaga, pensó dejar morir de hambre una vez la Guardia Civil dio con la nave industrial en el que lo mantenía cautivo desde hacía 532 días.

Millones de personas clamaron sin descanso contra ETA, con una rabia y una contundencia que amedrentaron a los asesinos y a sus turiferarios, que dejaron memorables imágenes de su cobardía. El Espíritu de Ermua acorraló a los criminales e hizo ver a la ciudadanía que era posible acabar con ellos y con sus infames cachorros, que súbitamente cesaron de imponer su ley en las calles del País Vasco. Ominosamente, los demócratas no aprovecharon la ocasión inmejorable; quienes sí lo hicieron fueron los siniestros recogenueces del PNV, que resucitaron a los asesinos con el Pacto de Estella, en uno de los movimientos políticos más repugnantes de la etapa democrática, con el que dejaron de manifiesto que para ellos lo prioritario era ir de la mano con los que tenían las suyas empapadas de sangre inocente.

Hace 19 años, mientras Miguel Ángel Blanco sufría lo indecible en sus últimas horas de vida a manos de Francisco Javier García Gaztelu (Txapote), José Luis Geresta Mujika (Oker) e Irantzu Gallastegi (Nora), y millones de personas pedían en las calles su liberación, el terrorista Arnaldo Otegi se solazaba en la playa. Hoy, el Espíritu de Ermua no es siquiera un recuerdo espectral, en buena medida porque para quienes debieron haberse poseído de él, PP y PSOE, es un tema tabú, que no quieren tocar por tremendas razones de mala conciencia: y es que han hecho cosas que a muchos han helado la sangre, que diría la matriarca de los valerosos Pagaza.

Hoy, hay vascos nacidos en ese siniestro año 97 que no saben quién fue Miguel Ángel Blanco. Todos saben, en cambio, quién es Arnaldo Otegi: uno de los referentes de Pablo Iglesias, líder de Podemos, que el pasado 26 de junio fue el partido más votado en el País Vasco. También en Ermua, donde ya no vive ningún miembro de la familia del concejal martirizado.

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