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EDITORIAL

El amigo francés y la desfachatez de Rubalcaba

Cuanto peor para España, mejor para el PSOE. Rajoy no puede permitirse muchos errores más en el futuro, y el más grave sería fiarse de Rubalcaba.

Cuando todavía resuena el eco de las celebraciones en Ferraz y en buena parte de las redacciones de los medios de comunicación españoles, con la televisión pública a la cabeza, por la victoria de François Hollande en las elecciones francesas, el flamante presidente de la República se estrenaba en una cita internacional poniendo en solfa la solvencia de la banca española e invitando a nuestro país a acudir al fondo de rescate. Lo que le faltaba a la economía española después de una semana horrible, una más, con la prima de riesgo por encima de los 500 puntos, los problemas de Bankia y que culminaba con la ampliación del déficit hasta el 8,9% del PIB. Lo que le faltaba a un Gobierno que parece desbordado por la situación, que implora la ayuda de sus socios comunitarios, de la UE, del BCE...

Hace tan solo dos semanas que TVE organizaba una fiesta en la noche electoral francesa y los dirigentes socialistas saludaban el triunfo de Hollande con más alegría incluso que en Francia. Entusiasmo propio de aldeanos. Parecía que Sarkozy y su diabólica alianza con Angela Merkel fuese el origen de todos nuestros problemas, que terminarían con la venida a Europa de un nuevo mesías del gasto. Muerta la austeridad, volveríamos a la senda del crecimiento y la creación de empleo. Pero ni la contraposición entre austeridad y crecimiento económico es real ni el amigo francés es, visto lo visto, tan amigo. Como para no temer a los enemigos. 

El origen -y la solución- de los problemas de España no está en el Palacio del Elíseo, sino en el derroche sistémico del Estado autonómico, que el Gobierno sigue sin atreverse a reformar, y en la desastrosa gestión del anterior gobierno socialista, del que Rubalcaba era vicepresidente. En el colmo de la desfachatez, el ahora líder del PSOE ha hecho un llamamiento a la unidad, después de decir, entre otras cosas, que "todo está peor", que estamos viviendo "un retroceso de 30 años" en materia social, que España es "más débil" y que "nunca un Gobierno ha hecho tan rápidamente tantas cosas mal". Incluso ha culpado al Gobierno de un supuesto aumento de la "violencia machista". Todo un ejercicio de oposición responsable, de la que tanto le gusta presumir, ahora también en los institutos, a Rubalcaba.

El exportavoz del Gobierno de los GAL, protagonista del 13-M y ministro del Interior del Faisán, ha intentado en los últimos meses, de la mano de los sindicatos, calentar la calle con un discurso demagógico e incendiario contra el Gobierno. Afortunadamente, de momento ha fracasado, pero haría mal el Gobierno en confiarse. Cuanto peor para España, mejor para el PSOE. Rajoy no puede permitirse muchos errores más en el futuro, y el más grave sería fiarse de Rubalcaba. 

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