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EDITORIAL

El cava y el mal negocio del nacionalismo

La incoherencia se encuentra en las "tranquilizadoras" palabras de Montilla, cuando ha sido precisamente su partido el que, desde la Generalidad y en alianza con el antiespañolismo de los independentistas, ha desatado en muchos la reacción del boicot

El segundo día de campaña electoral en Cataluña ha tenido como protagonistas a los empresarios del sector del cava, que han aprovechado una visita de José Montilla para expresar su preocupación ante posibles nuevos boicots y para pedir al candidato socialista "que nadie grite contra España". Montilla les ha asegurado que "será firme en la defensa de los intereses de Cataluña", lo que "puede provocar tensiones", pero que lo hará "desde el diálogo, no desde la confrontación".

 Podríamos reprochar a estos empresarios, que tantas veces se han prestado de servil comparsa del empobrecedor y liberticida nacionalismo dominante en Cataluña, los argumentos contables que ahora arguyen en defensa de ese resto de España que sólo parecerían estimar como el 60 por ciento que es del mercado de venta del cava. Claro que la incoherencia se encuentra fundamentalmente en las "tranquilizadoras" palabras de Montilla, cuando ha sido precisamente su partido el que, desde la Generalidad y en alianza con el furibundo antiespañolismo de los independentistas, ha desatado la reacción de muchos ciudadanos del resto de España en forma de boicot comercial. Un boicot que, dicho sea de paso, se ha sumado a la decisión de muchas empresas, trabajadores y estudiantes, nacionales y extranjeros, que han preferido invertir y vivir en otras comunidades españolas huyendo del sofocante intervencionismo económico y de la liberticida inmersión lingüística que padece Cataluña.

Para colmo, el mismo Montilla que trataba de tranquilizar a los empresarios del cava, horas después reprochaba a CiU que apoyará "gratis total" los Presupuestos Generales del Estado del gobierno español. Aunque a Montilla le resulte ahora escasa la "tensión" que CiU ha sometido al Gobierno al que, hasta ahora, pertenecía el propio Montilla, lo cierto es que la retirada de enmiendas de los nacionalistas, nada tienen de "gratis total". Más bien es el fruto, precisamente, de un chalaneo de última hora entre un gobierno que sólo sabe ceder, y las exigencias de quienes, como Mas o como Montilla, confunden los intereses económicos de la casta nacionalista con los verdaderos intereses de los ciudadanos de Cataluña.

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