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EDITORIAL

El CNI, González y El País

En un nuevo acto de infame manipulación, El País ha desvelado una “nota informativa”, —irrelevante en su contenido pero escandalosa por su filtración— que le han pasado desde el CNI, según la cual, nuestros servicios de Inteligencia “advertían” el 18 de octubre de 2003 a Aznar de que España era uno de los objetivos declarados de Bin Laden. El contenido de esa nota ya era conocido antes de esa fecha, no ya por el presidente del Gobierno, sino por todos los españoles, pues venía a recoger y comentar la pública amenaza que contra los aliados —incluida España— había hecho el 18 de ese mismo mes el líder de Al Qaeda a través de una grabación difundida por Al Yazira y que, como los lectores recordarán, encontró eco y comentario en todos los medios de comunicación de nuestro país.
 
Sin embargo, por intrascendente que sea en su contenido, no deja de ser bochornoso que desde los servicios de seguridad del Estado se filtren a PRISA “notas informativas” que lo que único que vienen a confirmar, en realidad, son las sospechas de que desde los servicios secretos se pasan —y se pasaban— indebida y privilegiadamente informes al PSOE y/o a Prisa. Se debe, pues, exigir la inmediata comparecencia del máximo nuevo responsable del CNI, o en su caso, del ministro de Defensa, José Bono, para que den explicaciones al respecto.
 
Hay que tener en cuenta que llueve sobre mojado. Ya Felipe González en un artículo publicado en El País el 22 de mayo del 2003, y con ocasión de los atentados en Casablanca, desvelaba tener contacto directo con nuestros servicios de inteligencia al acusar a Aznar de “negar la realidad, que sus propios servicios de inteligencia advierten, sobre la amenaza que pesa sobre nosotros”.
 
¿En calidad de qué tenía González conocimiento de esas supuestas advertencias de los servicios de inteligencia que supuestamente Aznar negaba? No estaría de más que se llamase a declarar a González a la comisión de investigación y que explicara sus contactos cono los cuerpos de Seguridad del Estado una vez abandonado la presidencia del Gobierno. Y, de paso, que nos explique de una vez por qué el pasado 1 de marzo en un mitin en Sevilla, tras la detención de unos etarras que trasportaban hacia Madrid centenares de quilos de explosivos, dijo aquel exabrupto de que “en mis tiempos no se detenía etarras por cuestiones electorales”. La verdad es que seguimos sin respuesta desde que en nuestro editorial del día 4 nos preguntáramos: ¿Hubiera sido mejor acaso que no los hubieran detenido para luego responsabilizar al Gobierno de la terrible matanza que esos etarras querían perpetrar?.¿Qué pretende insinuar, además de insultar, el enloquecido rencor de González?”
 
Como Acebes sólo en parte ha recordado, era la oposición a Aznar y a su Gobierno, tanto política como mediática, la que durante un tiempo denigró al entonces presidente de “paranoico” por considerar y alertar de que el terrorismo islámico y sus células en nuestro país eran una amenaza también para los españoles, para luego pasar a culparle de negar esa amenaza. Fue Aznar quien cuando se refería a la amenaza del terrorismo islámico aseguraba que “no hablo de fantasías sino de realidades”. Fue la oposición política y mediática al PP la que ridiculizó a Aznar y a los “peligrosos terroristas” detenidos en Cataluña cuando quedaron en libertad el pasado mes de mayo, a pesar de que ahora se les relaciona con el 11-M.
 
Todo cambió, sin embargo, cuando González escribió aquel artículo ya mencionado para cambiar la partitura de la oposición. No había a partir de entonces que negar la amenaza del terrorismo islámico, sino culpar de la misma al respaldo de Aznar a la intervención aliada en Irak. Aquello era tan inmoral como culpar del secuestro de Miguel Ángel Blanco a la política de dispersión de presos del Gobierno, pero la prensa y la oposición política habían inculcado en la opinión pública un análisis de la guerra de Irak tan similar y favorable a la que hacen los terroristas islámicos, que el electorado no tuvo reparos en satisfacer a los terroristas cuya matanza tenía por objetivo castigar al Gobierno del PP. Eso en sí mismo ya es una infamia sin la cual no se explicarán las que nos quede por conocer.

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