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EDITORIAL

El egoísmo de Rajoy y Sánchez bloquea España

Los programas no son un verdadero impedimento para posibilitar la formación de Gobierno, sino el interés personal de cada uno de los candidatos

Desde que se celebraron las elecciones generales del pasado mes de diciembre, España sufre una inédita situación de bloqueo político e institucional por culpa del egoísmo, la ambición y la nula altura de miras de los máximos responsables de los dos grandes partidos, PP y PSOE. En los últimos ocho meses, unos y otros han urdido todo tipo de excusas, maniqueísmos y falsedades para evitar apoyar a su tradicional adversario político con el fin de mantener o, en su caso, recuperar el poder a costa del conjunto de los españoles, hasta el punto incluso de amenazar con la celebración de unos terceros comicios el día de Navidad.

En el primer intento, y después de que Mariano Rajoy renunciara voluntariamente a la investidura, el PP votó, junto a Podemos, en contra de la candidatura de Pedro Sánchez. Según alegó entonces Rajoy, el motivo de su rechazo es que el programa acordado con Ciudadanos sería nefasto para los intereses de los españoles, ya que pondría en riesgo la recuperación económica y la salida de la crisis. Meses después, tras las elecciones del pasado junio, ha sido Rajoy -ahora así- el protagonista de un segundo intento que también ha resultado fallido, solo que ahora por la falta de apoyo parlamentario del PSOE. ¿El motivo? Además de la manida corrupción, cuya sombra pesa como una losa sobre populares y socialistas, los "recortes" y el supuesto espíritu "conservador" que, según Sánchez, impregna el reciente pacto alcanzado entre PP y Ciudadanos.

Y, sin embargo, una vez analizado mínimamente el contenido de ambos acuerdos, la realidad es que la inmensa mayoría de medidas aceptadas por PP y PSOE, gracias a la intermediación de C's, son idénticas o, al menos, muy similares, evidenciando así que el pretendido distanciamiento programático no es más que una cortina de humo que, a modo de paripé, intenta ocultar la verdadera intención de Rajoy y Sánchez para negarse mutuamente, y que no es otra que sus propios intereses personales. Por coincidir, PP y PSOE coinciden incluso en el modelo de contratación y los costes del despido que deberían marcar la futura reforma laboral. Asimismo, los dos apuestan por elevar el gasto y subir de nuevo los impuestos, al tiempo que se mantienen intactos los pilares básicos del Estado del Bienestar, evitando la implementación de profundas y necesarias reformas para mejorar tanto el funcionamiento como la eficiencia del anquilosado sector público. Y la mayor prueba de tal coincidencia es que Rajoy, a pesar de disfrutar de una amplia mayoría absoluta durante la pasada legislatura, mantuvo prácticamente intactas muchas de las políticas que en su día puso en marcha Zapatero.

Así pues, los programas no son un verdadero impedimento para posibilitar la formación de Gobierno, sino el interés personal de cada uno de los candidatos. Sánchez se niega a facilitar la abstención e incluso parece dispuesto a pactar con Podemos y separatistas con tal de alcanzar la Presidencia y, de este modo, evitar su muerte política, mientras que Rajoy ya ha convocado un Comité Ejecutivo para que toda la cúpula del PP cierre filas en torno a él en caso de que el PSOE exija su cabeza a cambio de la abstención en un tercer intento que podría tener lugar tras la celebración de las elecciones gallegas y vascas. El interés y el bienestar de los españoles nunca ha estado presente en esta particular pugna personalista. Se trata, simplemente, de una hipóctrita y bochornosa batalla política sustentada sobre el ego, la ambición y la miopía de Rajoy y Sánchez. ¿Hasta cuándo?

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