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EDITORIAL

El éxito de la Guardia Civil no exculpa a Rubalcaba

Lo responsable frente a ETA habría sido combatirla sin circos mediáticos que buscaban ocultar episodios mucho más deplorables en los que a los asesinos no se los perseguía con la acción policial sino que se les protegía de la misma.

Una vez más, es necesario felicitar a la Guardia Civil por su impagable labor en la lucha contra el terrorismo etarra. Con la detención de cuatro terroristas y la interceptación de una furgoneta cargada de material explosivo diverso se han evitado numerosos atentados que sin duda la banda habría intentado cometer.

No es una novedad que ETA sigue plenamente operativa y que sus objetivos continúan siendo los mismos de siempre: causar el máximo terror posible en la sociedad civil con tal de doblegar la voluntad de las instituciones políticas nacionales. Precisamente por esto último, el mal llamado proceso de negociación con la banda que llevó a cabo de manera declarada el Ejecutivo de Zapatero durante su primera legislatura sirvió para oxigenar a la organización en un momento en el que se encontraba política, policial y económicamente acorralada. ETA recuperó la esperanza de que podía obtener un precio político por dejar de asesinar y desde entonces no ha cejado en el intento.

Tras la operación de la guardia civil, el PSOE no ha tardado un instante en utilizarla para lavar la imagen del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Como es sabido, Rubalcaba anunció que ETA estaba preparando un "espectacular" atentado poco después de que conociéramos por las actas de la banda que un agente del Gobierno y hombre de la plena confianza de Rubalcaba, José Manuel Gómez Benítez, había empleado en las negociaciones con ETA el caso del chivatazo como una señal de buena voluntad del Ejecutivo hacia los terroristas.

Una vez la Asociación Española de Escoltas reconociera que Rubalcaba no les había informado sobre las intenciones de la banda hasta que las hizo públicas al conjunto de los ciudadanos, quedó patente que el ministro del Interior estaba creando una cortina de humo para encubrir su responsabilidad y la del Ejecutivo del que forma parte en el caso del chivatazo.

Poco importaba a ese respecto que el ministro del Interior estuviera empleando información auténtica procedente de la lucha antiterrorista o que se la estuviera inventando. La cortina de humo se extendió desde el mismo momento en que se efectuó todo un despliegue mediático para dar a conocer a la ciudadanía una información que no necesitaba poseer. Todos los españoles sabían en "qué estaba ETA" con anterioridad a este operación: que la banda quiere atentar siempre que puede y hacer el mayor daño posible es una terrible realidad que hemos constatado los españoles desde hace 40 años.

En este sentido, tampoco debería sorprendernos que ETA haya cumplido con unos pronósticos que, fundados o no, ha venido verificando a lo largo de toda su existencia. No se trata, pues, ni de que Rubalcaba actuara responsablemente ni de que el peligro anunciado estuviese basado sobre datos reales: el dato sobre la pervivencia de ETA nadie lo puso en duda y la actuación responsable frente a esta realidad habría sido la de combatirla sin circos mediáticos que buscaban ocultar episodios mucho más deplorables en los que a los asesinos no se los perseguía con la acción policial sino que se les protegía de la misma.

El uso político del éxito de la guardia civil que ha realizado el PSOE no debería hacernos olvidar que el caso del chivatazo sigue sin aclararse y que mientras no se resuelva, no podrá articularse una política antiterrorista integral que sea capaz de combatir a ETA con credibilidad y eficacia.

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