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EDITORIAL

El fracaso de Martinsa, y de Almunia

La economía de libre mercado funciona no sólo gracias a los éxitos, sino también a los fracasos.

Mientras Zapatero y Solbes juegan a hacer como que dicen "crisis" para luego argumentar que "cada cual lo llame como quiera", las bajas producidas por la "desaceleración transitoria ahora más intensa" se acumulan. La última, la mayor inmobiliaria española, Martinsa-Fadesa, que cae después de que el ICO le negara un crédito de 150 millones de euros.

Hay una cosa que debe dejarse clara: el dinero del contribuyente no debe utilizarse para salvar empresas que se han arriesgado demasiado, se han endeudado en exceso o, simplemente, se han gestionado mal. La economía de libre mercado funciona no sólo gracias a los éxitos, sino también a los fracasos. El mercado es un laboratorio cuyas condiciones cambian constantemente y en el que sólo mediante el mecanismo de ensayo y error se puede sacar conclusiones, como la de que Martinsa no estaba sirviendo adecuadamente a los consumidores.

Sin embargo, no sólo las acciones de las empresas tienen consecuencias. También las de los poderes públicos, y especialmente las del Gobierno. Todo indica a que se le había prometido a los directivos de la empresa el dinero suficiente para reflotarla y evitar así las probables consecuencias de su hundimiento. Luego, pasadas las elecciones y el riesgo de que semejante desplome estropeara las perspectivas electorales de Zapatero, se echó atrás, dejando a la empresa sin más opciones que presentar la suspensión de pagos, pues durante el tiempo transcurrido entre la promesa y la fecha prevista de su cumplimiento no se evaluaron otras alternativas. No deja de ser una lección para otros empresarios que confían en que, llegado el momento,  el Gobierno les sacará las castañas del fuego.

En cualquier caso, la situación de Martinsa-Fadesa deja en su lugar a Joaquín Almunia, que como hiciera Pedro Solbes en su momento, emplea su puesto en la Comisión Europea para intentar echar un cable a los socialistas. Entonces el actual vicepresidente económico utilizó la excusa de la inflación para criticar la política económica del PP, y ahora el ex secretario general del PSOE vaticina una crisis suave de la que saldremos "a más tardar en 2010" gracias al superávit, la creación de empleo durante los últimos años y los pocos impagos de hipotecas, circunstancias todas ellas que empeoran a pasos agigantados. Deja así de manifiesto que antes que nada un socialista español será siempre, esté donde esté y ocupe el cargo que ocupe, un miembro del partido. La democracia "avanza", ya se sabe.

Desgraciadamente, los problemas de Martinsa no se limitarán a la empresa. Cuando un cae un gigante de ese tamaño no sólo se quedan sin trabajo sus empleados. Otras empresas que dependían de que les pagara su trabajo para la compañía podrían verse en problemas, y los bancos y cajas que han financiado la gigantesca deuda de la inmobiliaria acusarán el golpe. Esperamos, por el bien de la economía española y, por tanto, de los españoles, que puedan soportarlo.

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