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EDITORIAL

El Gobierno del 14-M y el Pacto Antiterrorista

Un Gobierno que ha llegado a pactos de legislatura con los socios de ETA en Perpiñan y que se dispone a tenerlos con el PNV en Vitoria es tan poco fiable en un pacto antiterrorista como pueda serlo un caballo de Troya

"En cuanto a la petición efectuada por el Grupo Popular respecto de la convocatoria del Pacto Antiterrorista, el Pacto se convocará porque, como ustedes saben, el Gobierno adquirió el compromiso, junto con el Partido Popular, de que el Pacto se convocase dos veces al año, que ya lo hemos hecho, y cuantas veces fuese solicitado por una de las partes". Quien dijo estas palabras hace poco más de tres meses no es otra que la vicepresidenta del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega. La vicepresidenta del gobierno, sin embargo, no ha tenido empacho en justificar este lunes la negativa de Zapatero a la solicitud de convocatoria presentada por el PP, en lo que constituye un evidente incumplimiento de esos “compromisos” de los que hace tan poco tiempo nos hablaba.
 
Si aquella convocatoria solicitada por el del PP el pasado mes de diciembre obedecía a la decisión, no sometida a consenso, de nombrar al socialista Gregorio Peces Barba como Alto Comisionado para las Víctimas del Terrorismo, la solicitud de ahora obedece a algo todavía más inquietante como son las informaciones que apuntan a una reunión mantenida entre el PSOE y los representantes políticos de ETA.
 
En aquella ocasión, al Gobierno le pareció que el nombramiento unilateral de Peces Barba no afectaba “ni a la letra ni al espíritu” del Pacto Antiterrorista, a pesar del evidente espíritu de consenso que reivindicaba ese pacto. A la vista está que, tampoco ahora, su sostenimiento en el cargo le parece al Gobierno de ZP una burla, no ya al “espíritu”, sino también a la “letra” de ese pacto que, literalmente, se comprometía a situar a las víctimas como “su principal preocupación” y a dotarles del “reconocimiento y la atención de la sociedad española”. Será que, para Zapatero, sostener a Peces Barba, a pesar de las clamorosas y reiteradas peticiones de dimisión por parte de la Asociación de Victimas del Terrorismo, forma parte de ese “reconocimiento y atención a las víctimas” al que su partido se comprometió con dicho pacto. Eso, por no recordar las recientes descalificaciones que, desde su partido, se han hecho contra los representantes de las víctimas, como las lanzadas por José Blanco contra el presidente de la AVT, Francisco José Alcaraz.
 
En cualquier caso, las informaciones que apuntan a los contactos de Batasuna y el PSOE, no deben ser despachadas con un simple desmentido que eluda dar explicación a las pruebas que los medios de comunicación han aportado. Y eso por no hablar de la indignación que, entre las víctimas, han causado las declaraciones de Zapatero en Durango el pasado domingo asegurando que a Batasuna le basta con pronunciar tres palabras “Condenamos al terrorismo” para que pueda presentarse a las elecciones.
 
Ahí está, por otra parte, no ya como tentativa, sino como violación consumada del Pacto por las Libertades la alianza de los socialistas en Álava con los partidos de Estella para despojar al PP de la Secretaría de Asuntos Sociales del gobierno foral. Todo un regalo de pedida al PNV, viendo las indisimuladas pretensiones de los socialistas vascos de llegar a acuerdos con los independentistas una vez pasadas las elecciones autonómicas.
 
Desde el mismo momento en que el PSOE, a partir del 11-M, se prestó a la estrategia de los terroristas para desbancar al PP del gobierno, poca fidelidad cabía esperar del gobierno del 14-M. Un Gobierno que ha llegado a pactos de legislatura con los socios de ETA en Perpiñán y que se dispone a tenerlos con el PNV en Vitoria, es tan poco fiable en un pacto antiterrorista como pueda serlo un caballo de Troya.

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