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EDITORIAL

El gobierno del 14-M y la tregua-pacto con ETA

Ya en mayo de 2005, y desde El País, el PSOE ofreció a la banda, a cambio de una tregua, una "solución a la situación de los presos" y la inclusión de "la izquierda abertzale" en las negociación destinada a acabar con el actual Estatuto de Guernica

Que el gobierno del 14-M no está dispuesto a que la Justicia y el Estado de Derecho sean un obstáculo para tratar de lograr un acuerdo con ETA antes de las próximas elecciones generales, no es algo que digamos nosotros, sino algo que ya se podía deducir, por lo menos, desde lo publicado en las nada sospechosas páginas de El País, el pasado 22 de mayo de 2005. Utilizando la "paz" como anestésico, el diario de Polanco señalaba que "el PSOE emplaza a ETA a declarar 'cuanto antes' el final de la violencia". En esta información que, por supuesto, jamás ha sido desmentida hasta ahora por el partido ni por el gobierno, "fuentes socialistas" mostraban el precio que estaban dispuestos a pagar a la organización terrorista. Además de dar "solución a la situación de los presos", infame eufemismo para referirse a su impunidad, también incluirían "a la izquierda abertzale", es decir, a los proetarras, en las negociaciones destinadas a acabar con el actual Estatuto de Guernica.

El diario El País, que no ignora la insaciabilidad de ETA, quiso y quiere maquillar el carácter temporal del acuerdo, asegurando que esta disposición del PSOE a pagar precios políticos y penitenciarios a la banda sería a cambio del cese "definitivo" de la violencia. Vamos, como si dejar de matar "definitivamente" diera, bajo el imperio de la ley, derecho a cobro alguno; como si, por otra parte, no hubiera que esperar eternamente para constatar que el cese de la violencia ha sido, efectivamente, "definitivo".

El caso es que el gobierno de ZP y sus aliados separatistas no han esperado siquiera a un comunicado de cese temporal por parte de ETA para seguir tratando de lograrlo "como sea" y por adelantado. No contentos con ningunear a las víctimas y haber neutralizado la ley de partidos con los proetarras del PCTV, han hecho la vista gorda con la actividad ininterrumpida de la propia Batasuna, mientras que su Fiscal General acaba de defenestrar a uno de los fiscales más comprometidos en lograr que la ley sea el medio de hacer justicia a las víctimas y no una posibilidad que tienen los verdugos para sortearla.

En cuanto al Estatuto de Guernica, Ibarretxe ya ha dejado claro que no va a esperar mucho más a que ETA y el PSOE lleguen a un acuerdo para retomar su apuesta soberanista. Aunque el PSOE preferiría esperar al anestésico de una paz en forma de comunicado de tregua, la deriva emprendida por Patxi López para cerrar también en el País Vasco un frente anti-PP es evidente para cualquiera. De hecho, desde el PSOE ya se ha comenzado a actuar como si la tregua-pacto con ETA se hubiera producido, y ya se arremete contra Rajoy "a quien –según Blanco– le fastidia que ETA lleve años sin matar".

Lo grave es que ETA ya no mata, no porque haya perdido las esperanzas, sino porque cobra políticamente por ello. No tiene enfrente a un gobierno dispuesto a derrotarla, sino a apaciguarla y contentarla. ETA jamás mató por matar, sino por la esperanza de cobrar por dejar de hacerlo. Y eso es tan poco "definitivo" como lo pueda ser la "tregua" que, para colmo, sigue sin llegar.

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