Menú
EDITORIAL

El lehendakari y ETA apremian a Zapatero

Fungairiño no podía coherentemente seguir en el cargo, teniendo como tenía por encima a Conde Pumpido, más sensible a la negociación con ETA y al “proceso de paz” de ZP que al imperio de la ley y al Estado de derecho.

Si el lehendakari Ibarretxe, con un discurso, y ETA, con una bomba, han puesto este miércoles un plazo al gobierno de ZP para que inicie las "negociaciones de paz" con la banda terrorista para favorecer la liquidación del Estatuto de Guernica, el fiscal Fungairiño, uno de los más incondicionales e implacables hostigadores de la organización criminal, acaba de presentar su dimisión. Desde la Asociación de Víctimas del Terrorismo tienen motivos para lamentar –como así han hecho– ambas noticias.

Aunque Fungairiño haya alegado "motivos personales" en su decisión, a nadie se le escapa los "desencuentros" de este fiscal –fiel servidor del espíritu y la letra de la ley–, con el Fiscal General del Estado, Cándido Pumpido, notoriamente más sensible a las conveniencias políticas del gobierno del 14-M, tal y como quedó de manifiesto con su condescendencia y pasividad ante los proetarras del PCTV y de la propia Batasuna.

Como recordarán los lectores, cuando en mayo del pasado año, el fiscal de la Audiencia Nacional, Jesús Alonso, pidió la prisión incondicional de Arnaldo Otegui, este le espetó: “¿Pero sabe Conde Pumpido lo que estáis haciendo?”. Y es que Otegui no podía dar crédito a semejante pretensión, después de que, tal y como él mismo explicó, el propio presidente de gobierno del 14-M, "demócrata, socialista y nieto de republicanos", lo hubiera apuntado como interlocutor en un eventual proceso de negociación.

Respecto a Fungairiño, los batasunos sólo se han dirigido a él para lincharlo dialécticamente, tal y como hicieron antes, durante y después de que ETA lo intentara asesinar con un paquete bomba.

El caso es que Otegui sigue en libertad, el gobierno sigue tratando de contentar a ETA y Fungairiño no puede coherentemente seguir en el cargo, teniendo como tiene por encima a Conde Pumpido, más sensible a la negociación con ETA y al "proceso de paz" de ZP que al imperio de la ley y al Estado de derecho. Donde hay patrón, no manda marinero. O como ha dicho el propio Fungairiño: "con los fiscales generales nunca hay discrepancias. Por eso son fiscales generales, claro".

La vicepresidenta de la Vega, por su parte, en lugar de reconocer los infames y significativos cambios en la política antiterrorista que ha llevado a cabo su gobierno –como es su silenciamiento de las victimas, su despego a la ley de partidos, la exclusión del PP o su disposición a negociar con los proetarras su impunidad y la liquidación del Estatuto de Guernica–, ve "cambios significativos y positivos" en la banda. Y eso, a pesar de que ETA, en sus comunicados, sigue dejando de manifiesto que sus esperanzas de lograr aquello por lo que han estado asesinando durante décadas, vuelven a estar intactas. Que lo consiga sin tener que sacudir tanto el árbol, no es la paz, sino el fin de la democracia.

En España

    0
    comentarios